La contaminación electromagnética
Como consecuencia del avance tecnológico, aparece un nuevo elemento contaminador, característico de las sociedades modernas: La contaminación electromagnética.
En el año 1864, James Maxwell, investigador pionero en estos temas, publicó trabajos sobre la Teoría Electromagnética donde incluía las ondas energéticas naturales, las que aún hoy los científicos no han develado totalmente.
A fines del siglo XIX comenzó junto con la industrialización, la carrera de las denominadas radiaciones artificiales. Es a partir de la Segunda Guerra Mundial que, como consecuencia del gran avance tecnológico, se han incrementado las radiaciones a través de la utilización de: radio, telefonía, televisión, comunicaciones satelitales, microondas, computadoras, telefonía celular y actualmente nos han invadido las instalaciones de antenas.
Según los estudios científicos, los campos electromagnéticos artificiales interactúan constantemente con los electromagnéticos naturales. Por ejemplo, las líneas de alta y baja tensión operan en el rango de 50 a 60 ciclos por segundo y la frecuencia humana en el ámbito de diversos órganos de nuestro cuerpo, opera con valores de hasta 30 ciclos por segundo, lo que nos da una idea de la alteración que puede provocar en la vida humana y la de otros seres. Todo esto trae como consecuencia una gran contaminación electromagnética por acumulación de radiaciones artificiales, denominadas «smog electromagnético».
En nuestros hogares, este smog se instala a través de los electrodomésticos, que en países de Europa y Norteamérica poseen un control de emisiones que evitan las interferencias electromagnéticas, asegurando así un buen funcionamiento del equipo, y protegiendo a los seres de potenciales afecciones producidas por dichas radiaciones. Las mismas podrían producir enfermedades autoinmunes, como alergias, fatigas crónicas, anemias, trastornos del sistema nervioso y hasta distintos tipos de cáncer.
En nuestro país, como ocurre en muchas otras situaciones, no se aplican normas internacionales de emisión de radiaciones, así como tampoco existe una regulación precautoria para reducir el trabajo frente a las fuentes emisoras de estas ondas, como por ejemplo las computadoras, pese a que existen estudios que muestran que estas radiaciones afectan gravemente nuestra salud.
Muchos se preguntarán si realmente son tan riesgosas estas radiaciones.
Ante esta pregunta me hago eco de las palabras del Dr. Luis Alberto Reinoso, abogado especialista en derecho ambiental, quien sugiere investigar a fondo sobre el tema y que, como ciudadanos, reclamemos a las autoridades el cumplimiento de los artículos 41 y 42 de nuestra Constitución Nacional.
Lic. Graciela Maubé de Grisolía
http://www.laopinion-rafaela.com.ar/opinion/2008/10/31/q8a3101.php
El texto que acaban de leer es a manera de introducción, solo para que vayan teniendo una idea de la contaminación electromagnética.
A continuación voy a poner un enlace para aquellos que estén interesados en saber un poco más de uno de los tantos problemas de contaminación por los que pasa nuestra "gran casa", La Tierra, que poco a poco estamos devastando. Aunque ya se hayan puesto en marcha varios mecanismos y planes para protegerla y cuidarla, es inevitable pensar que nosotros provocamos todos o la gran mayoría de estos problemas ambientales. No solo las empresas, sino los ciudadanos comunes y corrientes como ustedes y yo. No es que lo hagamos a propósito, es solo que necesitamos la tecnología para poder sobrellevar nuestras vidas. Estamos casi a un punto en el que las máquinas hacen lo que 10 o más trabajadores humanos podrían hacer.
Bueno, alargué demasiado mi discurso, aquí les dejo el enlace para que descarguen este pdf que no es mío, es solo que me gusto la información que tenia. Hasta luego.
Enlace: http://www.megaupload.com/es/?d=1BXUCJGS
lunes, 26 de enero de 2009
lunes, 10 de noviembre de 2008
Gabriel García Mérquez
Gabriel García Márquez (1928- ), escritor, periodista y premio Nobel colombiano, considerado una de las figuras más representativas de la narrativa del siglo XX.
Nacido en Aracataca (departamento de Magdalena), muy pronto su familia abandonó esta población atlántica para trasladarse a Bogotá. Allí se formó inicialmente en el terreno del periodismo, aunque también estudió derecho. A mediados de la década de 1940 comenzó a publicar en varios periódicos sus primeros artículos, cuentos y crónicas de cine; en 1946 trabajó como redactor de El Universal, periódico de Cartagena de Indias; entre 1948 y 1952, en El Heraldo de Barranquilla, y a partir de 1952, en El Espectador de Bogotá. Entre 1959 y 1961 fue representante de la agencia cubana de noticias La Prensa en Bogotá, La Habana y Nueva York. Debido a sus ideas políticas, se enfrentó con el dictador Laureano Gómez y con su sucesor, el general Gustavo Rojas Pinilla, y hubo de pasar las décadas de 1960 y 1970 en un exilio voluntario en México y España.
El compromiso político de García Márquez está integrado en su obra y se originó en el marco histórico de la Colombia del Bogotazo y todo el periodo de violencia que le siguió. Como otros escritores del boom de la Literatura latinoamericana, defendió la Revolución Cubana, pero, a diferencia de muchos de ellos, continúa apoyando a Fidel Castro y mantiene polémicas en la prensa y en encuentros con otros escritores sobre la actual situación de ese país, especialmente en lo que respecta a los derechos humanos.
En 1986, ya premio Nobel, y precisamente por la repercusión internacional que tiene cualquiera de sus actividades, promovió la fundación de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (Cuba) junto con el cineasta argentino Fernando Birri, participando en varios guiones cinematográficos, tanto de obras propias como en colaboración con otros escritores. Esta escuela, que impulsa la formación de realizadores del llamado Tercer Mundo, forma parte de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, que también impulsó y de la cual es presidente.
Sus primeras novelas reflejan el ambiente de violencia e intolerancia que Colombia vivía en el momento en que las escribió: La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961) y Los funerales de la Mamá Grande (1962). En estas obras ya se percibe una evolución estilística que va desde la prosa barroca y elaborada de La hojarasca y de algunos de los cuentos de Los funerales de la Mamá Grande, hasta el laconismo y la frase desnuda —al estilo de Graham Greene o de Hemingway— de otros relatos del mismo libro y de El coronel no tiene quien le escriba, una dramática historia en la que ya aparecen algunos de los personajes que intervendrán en su obra más conocida: Cien años de soledad.
Cien años de soledad (1967), escrita durante su exilio en México, narra en tono épico la historia de Macondo, pueblo que acaba sepultado y destruido por las guerras y el progreso, y la de sus fundadores, la familia Buendía, a lo largo de cien años. El nombre de Macondo era el de una hacienda próxima a Aracataca, que García Márquez convirtió en uno de los referentes geográficos literarios más inolvidables, como el escritor estadounidense Faulkner había hecho con su condado de Yoknapatawpha (Mississippi).
Esta novela, que escribió en dieciocho meses, muestra ya el estilo consolidado del autor, en el que están presentes sus mundos y obsesiones, y que, con pequeños matices, constituye el núcleo principal de toda su obra. Al parecer, el mundo mágico de García Márquez proviene de las leyendas y relatos fantásticos que leyó en su infancia y que le permitieron desarrollar una imaginación desbordada cargada de imágenes obsesivas. Por otro lado, su formación literaria le llevó a escribir historias lineales (con principio y final secuencial) sobre situaciones comprensibles y reales, y personajes identificables, situando como fondo la historia de Colombia y la denuncia de la injusticia social, es decir, el mundo real. De la combinación de estos dos mundos surge el realismo mágico, término que aunque no agrade a muchos autores y críticos, sirve perfectamente para explicar este género literario.
Otras obras narrativas son: El otoño del patriarca (1975), en torno al poder y la corrupción política; Crónica de una muerte anunciada (1981), historia de un asesinato cometido en una pequeña ciudad latinoamericana; El amor en los tiempos del cólera (1985), historia de amor que sigue las pautas clásicas del género pero con un trasfondo de sabia pasión, y El general en su laberinto (1989), narración ficticia de los últimos días de vida de Simón Bolívar, enfermo y despojado de su poder. García Márquez también es autor de los libros de cuentos La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972) y Doce cuentos peregrinos (1992).
Ha recibido numerosos premios, como el Rómulo Gallegos en 1973 y el Nobel de Literatura en 1982. Después de obtener este galardón fue formalmente invitado por el gobierno colombiano a regresar a su país, donde ejerció de intermediario entre aquel y la guerrilla. García Márquez ha despertado admiración en numerosos países por la personalísima mezcla de realidad y fantasía de sus textos periodísticos, como en Noticia de un secuestro (1996), un reportaje novelado sobre el narcoterrorismo colombiano. En 1998 publicó La bendita manía de contar y su autobiografía Gabriel García Márquez, y decidió comprar la mitad de las acciones de la revista colombiana Cambio para poder hacer realidad sus ideas sobre el periodismo. En 2002 vio la luz la primera parte de sus memorias, Vivir para contarla, cuyas páginas repasan sus años de infancia y juventud, desde los recuerdos de su Aracataca natal hasta 1955. En 2004 retomó el género novelístico con la publicación de Memoria de mis putas tristes, una novela que narra la relación amorosa entre un anciano de 90 años y una adolescente.
Durante 2007, García Márquez fue objeto de diversos homenajes al confluir en este año distintos e importantes aniversarios, como son la celebración del 80 cumpleaños del autor, los 60 años de la publicación de su primer cuento (La tercera resignación), los 25 años de su Premio Nobel y los 40 de la publicación de Cien años de soledad. Durante el IV Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en Cartagena de Indias en marzo de ese año, se presentó una edición popular de esta novela, su obra más universal, editada por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española. Con un texto revisado y fijado meticulosamente por el propio autor, esta edición cuenta, además, con diversos estudios críticos a cargo de escritores como Álvaro Mutis, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Claudio Guillén y Sergio Ramírez, entre otros.
Fragmento de Cien años de soledad.
De Gabriel García Márquez.
Cuando el pirata Francis Drake asaltó a Riohacha, en el siglo XVI, la bisabuela de Úrsula Iguarán se asustó tanto con el toque de rebato y el estampido de los cañones, que perdió el control de los nervios y se sentó en un fogón encendido. Las quemaduras la dejaron convertida en una esposa inútil para toda la vida. No podía sentarse sino de medio lado, acomodada en cojines; y algo extraño debió quedarle en el modo de andar, porque nunca volvió a caminar en público. Renunció a toda clase de hábitos sociales obsesionada por la idea de que su cuerpo despedía un olor a chamusquina. El alba la sorprendía en el patio sin atreverse a dormir, porque soñaba que los ingleses con sus feroces perros de asalto se metían por la ventana del dormitorio y la sometían a vergonzosos tormentos con hierros al rojo vivo. Su marido, un comerciante aragonés con quien tenía dos hijos, se gastó media tienda en medicinas y entretenimientos buscando la manera de aliviar sus terrores. Por último liquidó el negocio y llevó la familia a vivir lejos del mar, en una ranchería de indios pacíficos situada en las estribaciones de la sierra, donde le construyó a su mujer un dormitorio sin ventanas para que no tuvieran por donde entrar los piratas de sus pesadillas.
En la escondida ranchería vivía de mucho tiempo atrás un criollo cultivador de tabaco, don José Arcadio Buendía, con quien el bisabuelo de Úrsula estableció una sociedad tan productiva que en pocos años hicieron una fortuna. Varios siglos más tarde, el tataranieto del criollo se casó con la tataranieta del aragonés. Por eso, cada vez que Úrsula se salía de casillas con las locuras de su marido, saltaba por encima de trescientos años de casualidades, y maldecía la hora en que Francis Drake asaltó a Riohacha. Era un simple recurso de desahogo, porque en verdad estaban ligados hasta la muerte por un vínculo más sólido que el amor: un común remordimiento de conciencia. Eran primos entre sí. Habían crecido juntos en la antigua ranchería que los antepasados de ambos transformaron con su trabajo y sus buenas costumbres en uno de los mejores pueblos de la provincia. Aunque su matrimonio era previsible desde que vinieron al mundo, cuando ellos expresaron la voluntad de casarse sus propios parientes trataron de impedirlo. Tenían el temor de que aquellos saludables cabos de dos razas secularmente entrecruzadas pasaran por la vergüenza de engendrar iguanas. Ya existía un precedente tremendo. Una tía de Úrsula, casada con un tío de José Arcadio Buendía, tuvo un hijo que pasó toda la vida con unos pantalones englobados y flojos, y que murió desangrado después de haber vivido cuarenta y dos años en el más puro estado de virginidad, porque nació y creció con una cola cartilaginosa en forma de tirabuzón y con una escobilla de pelos en la punta. Una cola de cerdo que no se dejó ver nunca de ninguna mujer, y que le costó la vida cuando un carnicero amigo le hizo el favor de cortársela con una hachuela de destazar. José Arcadio Buendía, con la ligereza de sus diecinueve años, resolvió el problema con una sola frase: “No me importa tener cochinitos, siempre que puedan hablar.” Así que se casaron con una fiesta de banda y cohetes que duró tres días. Hubieran sido felices desde entonces si la madre de Úrsula no la hubiera aterrorizado con toda clase de pronósticos siniestros sobre su descendencia, hasta el extremo de conseguir que rehusara consumar el matrimonio. Temiendo que el corpulento y voluntarioso marido la violara dormida, Úrsula se ponía antes de acostarse un pantalón rudimentario que su madre le fabricó con lona de velero y reforzado con un sistema de correas entrecruzadas, que se cerraba por delante con una gruesa hebilla de hierro. Así estuvieron varios meses. Durante el día, él pastoreaba sus gallos de pelea y ella bordaba en bastidor con su madre. Durante la noche, forcejeaban varias horas con una ansiosa violencia que ya parecía un sustituto del acto de amor, hasta que la intuición popular olfateó que algo irregular estaba ocurriendo, y soltó el rumor de que Úrsula seguía virgen un año después de casada, porque su marido era impotente. José Arcadio Buendía fue el último que conoció el rumor.
Nacido en Aracataca (departamento de Magdalena), muy pronto su familia abandonó esta población atlántica para trasladarse a Bogotá. Allí se formó inicialmente en el terreno del periodismo, aunque también estudió derecho. A mediados de la década de 1940 comenzó a publicar en varios periódicos sus primeros artículos, cuentos y crónicas de cine; en 1946 trabajó como redactor de El Universal, periódico de Cartagena de Indias; entre 1948 y 1952, en El Heraldo de Barranquilla, y a partir de 1952, en El Espectador de Bogotá. Entre 1959 y 1961 fue representante de la agencia cubana de noticias La Prensa en Bogotá, La Habana y Nueva York. Debido a sus ideas políticas, se enfrentó con el dictador Laureano Gómez y con su sucesor, el general Gustavo Rojas Pinilla, y hubo de pasar las décadas de 1960 y 1970 en un exilio voluntario en México y España.
El compromiso político de García Márquez está integrado en su obra y se originó en el marco histórico de la Colombia del Bogotazo y todo el periodo de violencia que le siguió. Como otros escritores del boom de la Literatura latinoamericana, defendió la Revolución Cubana, pero, a diferencia de muchos de ellos, continúa apoyando a Fidel Castro y mantiene polémicas en la prensa y en encuentros con otros escritores sobre la actual situación de ese país, especialmente en lo que respecta a los derechos humanos.
En 1986, ya premio Nobel, y precisamente por la repercusión internacional que tiene cualquiera de sus actividades, promovió la fundación de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (Cuba) junto con el cineasta argentino Fernando Birri, participando en varios guiones cinematográficos, tanto de obras propias como en colaboración con otros escritores. Esta escuela, que impulsa la formación de realizadores del llamado Tercer Mundo, forma parte de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, que también impulsó y de la cual es presidente.
Sus primeras novelas reflejan el ambiente de violencia e intolerancia que Colombia vivía en el momento en que las escribió: La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961) y Los funerales de la Mamá Grande (1962). En estas obras ya se percibe una evolución estilística que va desde la prosa barroca y elaborada de La hojarasca y de algunos de los cuentos de Los funerales de la Mamá Grande, hasta el laconismo y la frase desnuda —al estilo de Graham Greene o de Hemingway— de otros relatos del mismo libro y de El coronel no tiene quien le escriba, una dramática historia en la que ya aparecen algunos de los personajes que intervendrán en su obra más conocida: Cien años de soledad.
Cien años de soledad (1967), escrita durante su exilio en México, narra en tono épico la historia de Macondo, pueblo que acaba sepultado y destruido por las guerras y el progreso, y la de sus fundadores, la familia Buendía, a lo largo de cien años. El nombre de Macondo era el de una hacienda próxima a Aracataca, que García Márquez convirtió en uno de los referentes geográficos literarios más inolvidables, como el escritor estadounidense Faulkner había hecho con su condado de Yoknapatawpha (Mississippi).
Esta novela, que escribió en dieciocho meses, muestra ya el estilo consolidado del autor, en el que están presentes sus mundos y obsesiones, y que, con pequeños matices, constituye el núcleo principal de toda su obra. Al parecer, el mundo mágico de García Márquez proviene de las leyendas y relatos fantásticos que leyó en su infancia y que le permitieron desarrollar una imaginación desbordada cargada de imágenes obsesivas. Por otro lado, su formación literaria le llevó a escribir historias lineales (con principio y final secuencial) sobre situaciones comprensibles y reales, y personajes identificables, situando como fondo la historia de Colombia y la denuncia de la injusticia social, es decir, el mundo real. De la combinación de estos dos mundos surge el realismo mágico, término que aunque no agrade a muchos autores y críticos, sirve perfectamente para explicar este género literario.
Otras obras narrativas son: El otoño del patriarca (1975), en torno al poder y la corrupción política; Crónica de una muerte anunciada (1981), historia de un asesinato cometido en una pequeña ciudad latinoamericana; El amor en los tiempos del cólera (1985), historia de amor que sigue las pautas clásicas del género pero con un trasfondo de sabia pasión, y El general en su laberinto (1989), narración ficticia de los últimos días de vida de Simón Bolívar, enfermo y despojado de su poder. García Márquez también es autor de los libros de cuentos La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972) y Doce cuentos peregrinos (1992).
Ha recibido numerosos premios, como el Rómulo Gallegos en 1973 y el Nobel de Literatura en 1982. Después de obtener este galardón fue formalmente invitado por el gobierno colombiano a regresar a su país, donde ejerció de intermediario entre aquel y la guerrilla. García Márquez ha despertado admiración en numerosos países por la personalísima mezcla de realidad y fantasía de sus textos periodísticos, como en Noticia de un secuestro (1996), un reportaje novelado sobre el narcoterrorismo colombiano. En 1998 publicó La bendita manía de contar y su autobiografía Gabriel García Márquez, y decidió comprar la mitad de las acciones de la revista colombiana Cambio para poder hacer realidad sus ideas sobre el periodismo. En 2002 vio la luz la primera parte de sus memorias, Vivir para contarla, cuyas páginas repasan sus años de infancia y juventud, desde los recuerdos de su Aracataca natal hasta 1955. En 2004 retomó el género novelístico con la publicación de Memoria de mis putas tristes, una novela que narra la relación amorosa entre un anciano de 90 años y una adolescente.
Durante 2007, García Márquez fue objeto de diversos homenajes al confluir en este año distintos e importantes aniversarios, como son la celebración del 80 cumpleaños del autor, los 60 años de la publicación de su primer cuento (La tercera resignación), los 25 años de su Premio Nobel y los 40 de la publicación de Cien años de soledad. Durante el IV Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en Cartagena de Indias en marzo de ese año, se presentó una edición popular de esta novela, su obra más universal, editada por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española. Con un texto revisado y fijado meticulosamente por el propio autor, esta edición cuenta, además, con diversos estudios críticos a cargo de escritores como Álvaro Mutis, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Claudio Guillén y Sergio Ramírez, entre otros.
Fragmento de Cien años de soledad.
De Gabriel García Márquez.
Cuando el pirata Francis Drake asaltó a Riohacha, en el siglo XVI, la bisabuela de Úrsula Iguarán se asustó tanto con el toque de rebato y el estampido de los cañones, que perdió el control de los nervios y se sentó en un fogón encendido. Las quemaduras la dejaron convertida en una esposa inútil para toda la vida. No podía sentarse sino de medio lado, acomodada en cojines; y algo extraño debió quedarle en el modo de andar, porque nunca volvió a caminar en público. Renunció a toda clase de hábitos sociales obsesionada por la idea de que su cuerpo despedía un olor a chamusquina. El alba la sorprendía en el patio sin atreverse a dormir, porque soñaba que los ingleses con sus feroces perros de asalto se metían por la ventana del dormitorio y la sometían a vergonzosos tormentos con hierros al rojo vivo. Su marido, un comerciante aragonés con quien tenía dos hijos, se gastó media tienda en medicinas y entretenimientos buscando la manera de aliviar sus terrores. Por último liquidó el negocio y llevó la familia a vivir lejos del mar, en una ranchería de indios pacíficos situada en las estribaciones de la sierra, donde le construyó a su mujer un dormitorio sin ventanas para que no tuvieran por donde entrar los piratas de sus pesadillas.
En la escondida ranchería vivía de mucho tiempo atrás un criollo cultivador de tabaco, don José Arcadio Buendía, con quien el bisabuelo de Úrsula estableció una sociedad tan productiva que en pocos años hicieron una fortuna. Varios siglos más tarde, el tataranieto del criollo se casó con la tataranieta del aragonés. Por eso, cada vez que Úrsula se salía de casillas con las locuras de su marido, saltaba por encima de trescientos años de casualidades, y maldecía la hora en que Francis Drake asaltó a Riohacha. Era un simple recurso de desahogo, porque en verdad estaban ligados hasta la muerte por un vínculo más sólido que el amor: un común remordimiento de conciencia. Eran primos entre sí. Habían crecido juntos en la antigua ranchería que los antepasados de ambos transformaron con su trabajo y sus buenas costumbres en uno de los mejores pueblos de la provincia. Aunque su matrimonio era previsible desde que vinieron al mundo, cuando ellos expresaron la voluntad de casarse sus propios parientes trataron de impedirlo. Tenían el temor de que aquellos saludables cabos de dos razas secularmente entrecruzadas pasaran por la vergüenza de engendrar iguanas. Ya existía un precedente tremendo. Una tía de Úrsula, casada con un tío de José Arcadio Buendía, tuvo un hijo que pasó toda la vida con unos pantalones englobados y flojos, y que murió desangrado después de haber vivido cuarenta y dos años en el más puro estado de virginidad, porque nació y creció con una cola cartilaginosa en forma de tirabuzón y con una escobilla de pelos en la punta. Una cola de cerdo que no se dejó ver nunca de ninguna mujer, y que le costó la vida cuando un carnicero amigo le hizo el favor de cortársela con una hachuela de destazar. José Arcadio Buendía, con la ligereza de sus diecinueve años, resolvió el problema con una sola frase: “No me importa tener cochinitos, siempre que puedan hablar.” Así que se casaron con una fiesta de banda y cohetes que duró tres días. Hubieran sido felices desde entonces si la madre de Úrsula no la hubiera aterrorizado con toda clase de pronósticos siniestros sobre su descendencia, hasta el extremo de conseguir que rehusara consumar el matrimonio. Temiendo que el corpulento y voluntarioso marido la violara dormida, Úrsula se ponía antes de acostarse un pantalón rudimentario que su madre le fabricó con lona de velero y reforzado con un sistema de correas entrecruzadas, que se cerraba por delante con una gruesa hebilla de hierro. Así estuvieron varios meses. Durante el día, él pastoreaba sus gallos de pelea y ella bordaba en bastidor con su madre. Durante la noche, forcejeaban varias horas con una ansiosa violencia que ya parecía un sustituto del acto de amor, hasta que la intuición popular olfateó que algo irregular estaba ocurriendo, y soltó el rumor de que Úrsula seguía virgen un año después de casada, porque su marido era impotente. José Arcadio Buendía fue el último que conoció el rumor.
martes, 9 de septiembre de 2008
domingo, 31 de agosto de 2008
"Diario de un soldado" por Patricio Rivero
“Diario de un soldado” por Patricio Rivero
“31 de septiembre de 1939, Adolf Hitler puso en marcha la estrategia blitzkrieg invadiendo así el territorio de Polonia… Nosotros lo rusos tuvimos que ayudarlo para recuperar la parte del antiguo territorio de nuestro zar Nicolas II… creo que este es el comienzo del Apocalipsis”.
Este es mi pequeño diario -le dije a mi mejor amigo Yuriy.
Yuriy: -cuando estemos en Moscú pienso que estaremos mejor.
Boris: -espero que tu positivismo sea de ayuda, yo ya quiero ver a mi Raisa.
Yuriy: -así será mí querido amigo.
Yuriy y Boris, junto con el resto del pelotón que había quedado después de la ofensiva, llegaron a Moscú para recuperar fuerzas y curar a los heridos. Además tenían tiempo para saludar a sus amigos y familiares. Boris fue el primero en irse a saludar a su amada Raisa, no le importaba mucho el disparo que había recibido en la pierna derecha, él solo quería ver a su amada. La buscó por todos lados, sin cesar. Al final, la encontró en una de las plazas principales de Moscú a la que ella siempre iba para reflexionar las cosas y pensar un poco.
Boris: -¡Raisa!, mi amor… te busque por todos lados, pase varias veces por tu casa y vos no te encontrabas…
Raisa: -¡Boris!, mi vida… pequeño idiota, sabes que cuando no estoy en mi casa es que me encuentro acá...
Boris: -lo siento, creo que se me habrá olvidado… el problema es que estuve muy preocupado por ti cuando estaba en el frente de la invasión…
Rasia: -¡calla!, no me hables de ese tema… espero que ya no te llamen mas para estar en la batalla.
Boris: -yo no diría eso, estamos en pleno conflicto, es casi inevitable que no me llamen
Rasia: -en ese caso disfrutemos este momento (y con lágrimas que caían de sus ojos y acariciaban lentamente sus mejillas abrazó a Boris muy fuertemente).
Boris: -no llores querida, te prometo que volveré.
Raisa: -¿en verdad lo prometes?
Boris: -así es mi amor, te prometo que volveré a tu lado.
En ese mismo instante el general Nikolay Kozlov estuvo avisando por medio de un megáfono que todos los reclutas deberían ir al punto de reunión para dictarles las siguientes órdenes.
Raisa: -no creo que sea muy urgente eso
Boris: -debemos seguir las órdenes que nos dictan, y eso es una orden-
Raisa: -bueno, no quiero que te pase nada (en ese instante Rasia se despidió de Boris de una forma cálida y apasionada).
Boris: -hasta luego mi amor.
Raisa: -hasta pronto… no te olvides de la promesa que me hiciste.
Ella lo veía partir con una lágrima en su mejilla izquierda y en el momento en que Boris estaba a unos 30 metros ella recibió un disparo en la cabeza del lado del parietal derecho a unos dos centímetros del temporal del mismo lado. Todos corriendo para cubrirse y miraron a todos lados para ver de donde provenía el disparo, fue en ese momento en el que Boris la vio. Él instante en el que la vio fue el instante en el que todo su mundo se hizo trizas, cenizas, se desfragmentó toda su vida, jamás olvidará esos terribles momentos en el que el tiempo pasaba tan despacio y todo se desvanecía frente a sus ojos.
Corrió y corrió pero nunca llegaba a su apoyo. Por fin la alcanzó, pero era demasiado tarde para ayudarla. Desmesuradamente gritaba para que lo ayuden pero todos lo miraban sabiendo que era imposible que se salvara. El médico del pelotón y mejor amigo de Boris le dijo lo que él ya sabia pero que no quería aceptarlo.
Boris: -¡Yuriy!, ¡Yuriy!, ¡has algo… has algo maldita sea, para salvarla!
Yuriy: -Lo siento amigo, ya no hay nada que pueda hacer… no tiene pulso… la bala atravesó su cabeza de lado a lado… no hay manera de que sobreviviese.
Boris: -¡Mientes!, ¡deja de mentir!...
Llorando gritaba “¿por que?, ¿Por qué sucedió esto?” y Yuriy no podía hacer nada para calmar su terrible dolor.
Boris al ver que Yuriy no hacia nada lo golpeó en el lado derecho de la cara. Yuriy lo único que pudo hacer es agarrarlo de las manos y luego abrazarlo para que se desahogue. Lloraba y lloraba sin cesar hasta que el general dijo: -ya no hay nada que hacer… lamento su pérdida pero piense que podrá vengar su muerte luchando para su patria-. Al escuchar sus palabras, Boris, se levantó, se puso firme y levantando la mirada hacia su general dijo: -¡Si señor!, ¡luchar y proteger mi patria serán desde hoy mi único interés!...-me alegro de oír eso- dijo el general.
Boris caminaba con la frente en alto mientras caían lágrimas de sus ojos llenos de odio y rencor. Recuerdo las palabras que repetía una y otra vez cuando marchaba hacia la batalla siguiente: “el día en que vea al desgraciado que tiró mi mundo abajo será el día en que ira al infierno”.
“Noviembre 30, 1939.Estamos a punto de atacar Finlandia. Al parecer, demandábamos que la frontera se moviese 25 kilómetros tierra adentro finlandesa desde Leningrado, además de permitirse la construcción de una base naval en la península de Hanko. A cambio de esto, nosotros ofrecimos un territorio en la región de Carelia con el doble de extensión pero mucho menos desarrollado. Solo queríamos asegurarnos de estar preparados y protegidos para la guerra que tarde o temprano se desarrollaría con Alemania”.
Bueno, por lo menos eso es lo que escuche del general Nikolay Kostov mientra conversaba con otras autoridades por teléfono.
Esa misma tarde, mientras marchábamos hacia la lucha, fuimos interceptados por un pelotón sorpresa, eran pocos y nosotros éramos 9 divisiones, cada una de las cuales tenia 50 BT-7-2 con cañón de 45 mm pero al parecer sabían defenderse muy bien. En ese mismo momento tome mi PPSh-41 y de una sola ronda elimine a 7 fineses mientras corría hacia ellos, luego me infiltre en las trincheras desde donde nos disparaban y extermine a otros 6. Me había quedado sin balas luego de tal hazaña, pero sin embargo eso no me detuvo, desenfundé mí Tokarev y comencé a mirar hacia todos lados, ya no había nadie.
Cuando me dispuse a guardar mi pistola escucho que alguien se acercaba, no dude ni un segundo y me dí media vuelta para ver quien era, en ese momento siento que alguien me golpeo fuertemente en el estómago, por suerte llevaba mi diario, que detuvo un poco el impacto dándome tiempo para que yo lo golpease en la nariz con mi pistola. Él no tardó en responderme con un derechazo en el pómulo izquierdo, le dí un par de golpes en la cara y luego una patada en la ingle, eso lo alejo lo suficiente como para poder alzar mi pistola que fue arrojada al suelo en el momento de la lucha, le disparé varias veces, creo que 7 veces, pero solo las cuatro últimas alcancé a darle. La primera fue en el hombro, luego en la parte anterior del muslo derecho, después en el estómago y para asegurarme de que muriera definitivamente, me acerqué a él y le dí el disparo final en la cabeza. Le disparé en el costado izquierdo, parte de sus sesos fueron esparcidos sobre el suelo y otros contra la pared de la trinchera.
Nunca antes había sentido tal sensación de satisfacción al verlo tirado, muerto y con los sesos esparcidos por doquier, creo que la muerte de mi amada Raisa me hizo perder totalmente mis sentimientos.
Al salir de la trinchera solo veo cadáveres de mis compañeros y de los enemigos; cuerpos que se retorcían sin brazos, piernas, intestinos afuera, otros que ardían; trozos de metal que hacían un rastro hacia el BT-7-2 destrozado; la nieve que cubría el suelo era enteramente roja de la sangre esparcida de los cadáveres y agonizantes. Parecía que hubiese entrado al mismo infierno solo faltaba el diablo, ¿o era yo?...
Cuando salgo de los abismos del infierno noté que me quede sin balas, empero eso no me detuvo. Revise los cadáveres de mis colegas y recogí todas las municiones que pude, cogí otra PPSh-41 y al registrar los cadáveres me dí cuenta que no veía por ninguna parte a Yuriy. Sin permitirme descanso alguno, lo busque por todas partes.
Llegue a una ciudad desconocida por mí, y lo seguí buscando. Cuando encontré un edificio, el cual parecía seguro, entre en él y me dispuse a registrarlo. En uno de los piso se hallaba solo, sin nadie aparentemente, un francotirador finlandés en el cuarto nivel superior. Sin moverme demasiado para que no me oyese, me acerqué por detrás pero, en el momento que quise entrar en la habitación, choque contra uno de los pequeños escombros que se cayeron del nivel de arriba y que en el choque producido rodó levemente e impactó contra una mesita haciendo caer un insignificante pedazo de madera.
Al sacar mi Tokarev de la funda y virar la vista hacia él ya no estaba mas –“es un maldito Harry Houdini”- dije sorprendido al ver que ya no estaba en su antiguo lugar. Entre sin pensar en la habitación y recibí terrible golpe en la cabeza que me desmayé.
Al despertar me pregunto: -¿estaré en el cielo o en el infierno?-; -si con infierno te refieres a la guerra por la que estamos pasando, pues en ese caso todo estamos inmersos en él-. Al oír esas palabras cogí rápidamente mi arma y apunté en la dirección en la que oí esa voz. –Cuidado, no vayas a matar a alguien- dice la, hasta ahora desconocida voz, pero al ver a quien estaba apuntando noto que era Yuriy.
Boris: -¿Como me encontraste?-
Yuriy: -Pasaba por aquí y pensé en tomar una siestita para recuperar fuerzas cuando veo que un finlandés te apuntaba en la cabeza con un rifle M35 y dije –probaré mi puntería con mi Mosin-Nagant-, y bueno, creo que le dí…-
Boris mira a su alrededor para ver si lo había matado; y efectivamente era así, el finlandés recibió un tiro en la cabeza del cual nadie, absolutamente nadie podría haber sobrevivido.
Boris: -Eres un desgraciado comediante trágico. Lo eliminaste con un disparo espectacular y haces una historia cómica de ello-
Yuriy: -Cuando menos dame las gracias por haberte salvado la vida-
Boris: -¡Qué gracias!, si lo tenía todo bajo control… solo que tú interferiste… bueno, no halemos mas del tema y busquemos al resto de la división…-
Yuriy: -Podrás buscar y lo único que encontrarás serán despojos tirados-
Boris: -¿Qué quieres decir con eso?-
Yuriy: -Que todos han sido asesinados-
Boris: -Bueno, en ese caso, solo nos queda esperar los refuerzos y aguantar a las tropas finlandesas que pudieran venir-
Yuriy: -¿Nosotros dos?... creo que el golpe te afectó demasiado, mejor descansa un momento…-
Boris: -¡Nada de descansos!... y ese golpe no fue nada para mí… apresúrate y ayúdame, debemos arreglar este edificio de tal manera que nadie pueda entrar.-
Boris y Yuriy trabajaron todo lo que quedaba de día y una parte de noche para que el edificio sea totalmente inaccesible. Pusieron barricadas por un lado, otras por otro, trampas por acá trampas por allá, encontraron un par de granadas a las cuales ataron una cuerda muy fina pero resistente de la cual al jalarla quitaría el seguro a la granada haciendo quedar al enemigo como desechos de carnicería, en fin, etcétera.
Llegó la noche y en lo único que pudieron pensar era en descansar para poder seguir luchando al día.
A la mañana del día siguiente se despertaron al oír el sonido de una granada que explotó y supieron que el momento de luchar había llegado. La adrenalina fluía por sus venas como las aguas del río Varzuga y sus corazones parecían pistones de lo exageradamente rápidos que latían. -Comenzó el juego- dijo Yuriy; -¿esto te parece un juego?- respondió Boris.
Boris: -Tu ve por la derecha que yo me dirijo a la izquierda-
Yuriy: -Entendido-
Boris se encontró con 7 finlandeses en otra de las habitaciones del cuarto nivel superior a los cuales mató rápidamente por detrás usando su PPSh-41. Luego caminó por el resto de las habitaciones buscando señales de vida enemiga pero no halló ninguna. Al decender discretamente al tercer nivel por la escalera de la izquierda se chocó contra 20 finlandeses que parecían armar una estrategia de ataque. Se detuvo un momento para analizar sus oportunidades de supervivencia si los enfrentaba frente a frente pero por mas que la viera y reviera no tendría oportunidad de ganarles, pero recordó que tenía granadas de palo y decidió usarlas. Subió 4 escalones a la escalera y luego activó su granada y contó 7 segundos, luego arrojó la granada y ascendió hasta estar totalmente a salvo en el cuarto nivel. Tras esperar unos segundos descendió y observó que su estrategia había dado resultado. Siguió avanzando y se cruzó con Yuriy en el segundo nivel quien se hallaba sentado y recostado contra la pared junto a su Mosin-Nagant. Corrí rápidamente hacia él para ver que era lo que le sucedía.
Boris: -¡Yuriy, Yuriy!... ¡que tienes amigo, que tienes!...
Yuriy: -Hambre mi querido amigo, hambre… no he comido en horas-
Boris: -¡Idiota!... ¡estamos en plena guerra y tú solo piensas en comer!... no puedes ser mas estúpido…-
Yuriy: -Es una de las necesidades básicas de la vida… además si no como no puedo pelear al cien por ciento…-
Boris: -¡Levántate, todavía quedan finlandeses a quien exterminar!-
Ambos llegaron juntos al primer nivel donde se toparon con 85 finlandeses. No sabían que hacer ante tal desventaja. Se escondieron tras una enorme mesa que estaba tumbada lateralmente y debatieron céleremente sobre sus posibilidades de éxito, pero la batería de ideas que tiraron solo llevaban al fracaso y muerte de ambos.
Ante ninguna posibilidad de sobrevivir, solo podían hacer una embestida que los llevaría a la muerte segura pero que por lo menos morirían con honor y valentía. Cuando se dispusieron a realizar tal proeza, escucharon una cantidad extraordinaria de disparos y al levantar la cabeza por encima de la mesa solo vieron a los finlandeses total y completamente acribillados. – ¡Llegaron los refuerzos!- gritaron ambos.
- ¡No disparen, no disparen… somos rusos también!- gritaron fuertemente ambos mientras se ocultaban al costado de la puerta principal para prevenir cualquier duda.
- ¡Tiren sus armas!- les respondieron…
Arrojaron sobre la espesa nieve sangrienta las armas con las que estuvieron asesinando y asesinándose a sí mismos.
- ¡Muéstrense! –exclamaron…
Ambos salieron con las manos por encima de sus cabezas.
- Muy bien soldados, pueden bajar las manos… identifíquense...
Boris: -Boris Smirnov, señor… primera división-.
Yuriy: -Yuriy Kuznetsov, señor… segunda división-.
- General Alexey Morózov, general de la quinta división… bienvenidos al juego. Esta noche descansaremos y recuperaremos fuerzas con los alimentos que traigamos. ¿Les parece bien este edificio?-
Boris: -General, si me permite, creo que no es muy buena idea permanecer en este lugar-
General: -Explíquese por favor, ¿Por qué cree que no es muy buena idea?-
Boris: -Primero: el lugar es una ruina… segundo: está muy desprotegido y tercero: es muy susceptible a ataques. Me parece que deberíamos buscar un lugar más adecuado y un poco escondido, ya que un ataque sorpresa podría ser una ventaja para nosotros-
General: Ustedes dos –señala a dos soldados que estaban cerca de la entrada al edificio-, inspeccionen el lugar… buena idea soldado, con esas ideas será ascendido muy rápidamente…
Soldado 1: -El soldado Boris no miente, el lugar esta en ruinas. Al parecer una granada estalló demasiado cerca de uno de los pilares principales del edificio, estoy verdaderamente sorprendido de que no se aya desplomado aún.
Soldado 2: -Si no me equivoco, estos soldados tuvieron una mini guerra aquí adentro. Hay cuerpos esparcidos por todas partes, algunos han sido alcanzados por las metrallas de la granada-.
General: -Busquemos todos otro lugar donde descansar. Atacaremos a esos malditos fineses cuando el alba se cierna sobre nosotros-.
Las divisiones se separaron para buscar mejor un escondite y lugar de asedio hasta que encontraron uno que parecía bueno. Se encontraba metido entre un par de árboles y la nieve lo recubría casi totalmente. La entrada a duras penas se veía. Y en los alrededores había lugares perfectos para tender trampas.
El general ordenó a sus 5 francotiradores que buscasen buenas posiciones desde donde poder atacar. Enterraron minas terrestres por el único camino por donde podrían pasar los tanques y la infantería. Posicionaron sus morteros y sus tanques T-60 en lugares ocultos.
A la mañana siguiente todos se ubicaron en sus posiciones de combate, pero no pasaba nada. Esperaron, esperaron por mucho tiempo, nada ocurría. Llegó el ocaso, casi fallecía el día, hasta que un francotirador divisó algo que se acercaba por el norte, a unos 3 kilómetros de distancia. Son 3 divisiones enteras de 50 hombres cada una; 2 divisiones de caballería compuestas por 10 tanques cada una. Entre la infantería hay ametralladores, lanzallamas, bazuqueros y soldados con rifles. Y entre la caballería se encuentran los mejores tanques que tienen los fineses. El general al mando ordena que estén atentos hasta que él diera la orden de atacar.
Cada vez que daban un paso, mi corazón y el de los demás se aceleraban. Les mentiría si les dijera que no tengo miedo, pero la verdad era que tenía miedo pero había algo que me hacía luchar contra él y me daba mas ganas de ir y luchar contra ellos. Ardía y me helaba, ambas cosas a la misma vez. Desde que comenzó la guerra he tenido estas raras e inexplicables sensaciones.
Los enemigos estaban a casi nada de nosotros; cuando el general nos dio la orden de atacar. Primero se la dio a los francotiradores, ellos eliminaron a mucho de ellos, principalmente a los que traían lanzallamas. Solo bastaba un tiro en cada tanque para lograr que ellos, y los que estaban cerca de ellos, ardieran hasta quemarse enteramente hasta la inevitable muerte. Con eso consiguieron eliminar muchos soldados.
Luego de esto, el general ordenó que todos disparen a discreción, incluyendo a los tanques y a los morteros. Así, la mayoría del ejército finés resultó eliminado.
Pero ellos no se rendirían tan fácilmente. Atacaron con todo lo que tenían. Estaban provistos de muy buenas armas, también poseían algo hasta el momento desconocido por nosotros. Se trataba de una especie de granada hecha con una botella de vidrio llena de una mezcla de gasolina y aceite, con una mecha de tela embebida en gasolina, dicha mecha se encendía para luego arrojarlas. Esto era muy eficaz contra los vehículos, ya que el arrojarlas, como es de suponer, la botella se rompía y la mezcla de gasolina/aceite quedaba expuesta a la mecha en llamas haciendo una pequeña explosión incendiaria.
Con esta nueva, barata y demasiado efectiva arma, lograron eliminar fácil y rápidamente a todos nuestros tanques. Mientras los francotiradores seguían eliminando enemigos, nosotros lidiábamos contra el ejército de frente. Creo que habré vaciado 2 cargadores de mi PPSh, pero así como perdía cargadores, también mataba a muchos fineses. Hasta que de pronto mi arma se trabó frente a un enemigo; por suerte tengo mi ángel guardián, mi mejor amigo, que siempre me está cubriendo la espalda…
Yuriy: -Deberías ser mas rápido, por lo menos hubieras sacado tu pistola…-
Boris: -Muy gracioso, ahora tendré que buscar un arma nueva-
Yuriy: -Toma, te regalo esta, se la robé a uno de nuestros compañeros muertos-
Boris: -Esta bien, pero con un solo cargador no voy a poder hacer mucho-
Yuriy: -No te preocupes, tu amigo Yuriy siempre está un paso delante de ti, también le robé un par de cargadores, con 5 creo que es mas que suficiente-
Boris: -Si, es mas que suficiente. Pero no voy a poder llevar más que dos cargadores-
Yuriy: -Bueno, en ese caso tendré que cargar los que quedan por si tú o alguien más los necesita-
Ambos rodearon una casa en ruinas para poder atacar nuevamente a los fineses que quedaban vivos. Pero el ataque no fue necesario, porque los fineses, al ver que ya no podían hacer nada por defenderse, decidieron rendirse y los pocos que quedaban fueron llevados a una cárcel como rehenes de guerra.
Así pasó una de las guerras entre los fineses y los rusos.
Luego de ese pequeño percance, viajaron al encuentro del séptimo ejército, el cual atacaría la Línea Mannerheim de 130 kilómetros de longitud para luego ocupar la ciudad de Viipuri y dirigirse a Helsinki. Sin embargo, el viaje fue cancelado, ya que el general recibió una notificación en la cual le permitía volver a Leningrado con toda la infantería que estuviera bajo su mando. Por supuesto que aceptó sin ningún titubeo. Empero, eso no era lo que yo quería, pero las heridas que tenía necesitaban atención médica urgentemente, así que no tuve otra opción que ir a Leningrado.
“13 de marzo de 1940, una delegación finesa viajó a Moscú para redactar el tratado de paz que fue escrito por ambas partes. Nuestros dirigentes exigían la ciudad de Hanko y el norte del lago Ladoga.
Al final de la guerra, los fineses perdieron 10% de su territorio, 17% de su sistema ferroviario, 17% de su capacidad eléctrica, 10% de la zona de agricultura y un 11% de sus bosques. Según lo que dicen las noticias, el ejército fines perdió 25000 soldados y mas de 55000 heridos de su total de 150000 soldados iniciales. En nuestro bando, tuvimos alrededor de 270000 bajas del total inicial de 450000 soldados, pero el gobierno intentó desmentir esta cifra, debido a que produciría un descontento de la población y los países pensarán que somos un blanco fácil e inexperto. Esto ya es una masacre y según los antiguos, todavía no se viene lo peor… espero que estén equivocados…”
Luego de tratar mis heridas, la guerra continuaba, pero yo no pude volver. Estuve en rehabilitación durante el resto del año. Entre los meses de enero y mayo estuve realizando un nuevo adiestramiento para recordar como utilizar mis habilidades. Y para el 22 de junio me encontraba en la guerra nuevamente.
“22 de junio de 1941, el líder alemán Adolf Hitler, llevó a cabo la “Operación Barbarroja”. Ésta consistía en atacar tres frentes de los nuestros al mismo tiempo, Leningrado, Moscú y Kiev y los ejércitos que atacarían esos blanco fueron denominados del Norte, del Centro y del Sur.
Nuestro líder sacrificó todo para salvar la capital (Moscú), el punto de unión de las redes ferroviarias y de las carreteras y nuestro principal centro industrial.
A Yuriy lo enviaron al Moscú, mientras que a mi me trasladaron a para defender el centro industrial Krivoyrog.”
En cuanto llegaron, los alemanes atacaron con todo su potencial. Varios de los grupos fueron eliminados en un parpadeo. Todo era aterrorizante, en un momento no sabía si sobreviviría o moriría. Pero luego de matar a uno de los alemanes que se infiltró al bunker donde me encontraba, mis instintos asesinos aparecieron de la nada, todo en mí cambio drásticamente, pareciese que el mismo diablo me hubiese poseído. Tomé tranquilamente mi rifle y mi metralleta, junté varias granadas y salí del bunker para enfrentarme cara a cara con los enemigos, por algún motivo quería ver como se retorcían luego de que le disparara en sus órganos vitales desprovistos de protección mayor a las de sus huesos, tejidos y vestimenta. Sentía la necesidad de ver sus entrañas y las partes de sus cuerpos que por el fuego de las armas o los vehículos de guerra fueron arrancados.
Corrí apresuradamente por el campo de batalla matando a cuanto enemigo podía para poder llegar al edificio donde se encontraban las municiones y armas de fuego más potentes. En el camino tropecé con uno de los cadáveres desmembrados y al caer me torcí el tobillo, por lo tanto no tenía más opciones que arrastrarme al edificio o quedarme a intentar matar a los enemigos hasta que me quedara sin municiones o me mataran ellos a mí.
Disparé a quien se cruzaba frente a mí y luego de un par de segundos un saldado de rango menor al mío me arrastró hasta llegar al edificio desde el cual podríamos someter fácilmente al enemigo.
Boris: -Muchas gracias soldado, le debo mi vida… espero poder hacer lo mismo por usted en algún momento. ¿Cual es su nombre?-
Grigoryi: -Mi nombre es Grigoryi señor, y no fue nada, cualquier soldado hubiese hecho lo mismo en esta misma situación, solo que yo me adelanté a ellos-
Boris: -Muy modesto de tu parte, ahora ayúdame un poco mas, debemos eliminar al enemigo para poder vivir en paz-
Grigoryi y los demás soldados se ubicaron en todos los pisos, mientras que Boris agarró un rifle de francotirador y en el techo se tiró boca a bajo para desde allí eliminar a cuanto enemigo pudiera.
Los alemanes, no cedieron ni un momento y sin previo aviso para nosotros entraron por todas partes, eliminando a casi todo el pelotón. Para suerte mía, al estar escondido en el techo, ellos no me vieron, y luego de un para de horas después a la toma del edificio en donde nos encontrábamos por parte de los alemanes, me decidí a bajar. Cojeaba por la lesión en mi tobillo, éste estaba muy inflamado y apenas podía sentirlo debido al dolor, sino fuera por eso creo que no lo sentiría. A pesar de estar casi inválido por dicho dolor en el lugar ya mencionado, eso no me impidió descender.
Al caminar por los primeros pasillos del piso mas elevado del edificio solo veía sangre, y esta iba desde todas las direcciones hacia abajo. Yo, por mera curiosidad y porque necesitaba bajar, seguí el rastro de sangre. Descendí nuevamente, pero esta vez hasta el 5 piso. Observé hacia todas las direcciones posibles sin signo alguno que pudiera indicarme el paradero de alguno de mis colegas. Descendí otra vez, pero cuanto más lo hacía mas me dolía el tobillo. Por fin llegué hasta la planta baja, y todavía no veía vestigios de nadie. Caminé apoyándome por la pared y dí la vuelta en una de las puertas hasta poder llegar afuera.
Al salir del edificio inmediatamente noté una montaña que anteriormente no la había visto. Me acerqué para verlo más detenidamente. Cada vez que caminaba sentía como ardía pero sin embargo yo estaba más helado que la misma nieve por donde caminaba. Alcancé la enorme montaña, y al llegar a ella no pude creer lo que veía. Uno tras otro estaban apilados los cadáveres de mis colegas, por lo menos tuvieron la delicadeza de quitarles las chapas y apilarlas en una mesa improvisada para que uno de nosotros se las llevara.
Tomé un par de cócteles molotov y rocié su contenido sobre los cadáveres, luego tomé un encendedor que encontré al costado de la caja con los cócteles y con la unión de las mechas encendí la pila de cadáveres. Me senté, pensé y reflexioné mientras observaba como se quemaban mis colegas.
Boris: -¿Si Dios está con nosotros, quien está contra nosotros?... pienso que los nazis y yo no somos muy diferentes… ellos solo buscan vengarse por el mal pacto que se hizo y para evitar que vuelva a sucederles eso decidieron intentar dominar el mundo para que solo exista una sola raza única y perfecta… mientras que yo, busco vengarme del que me quitó todas mis ilusiones… quebrarle poco a poco cada uno de sus hueso, cortar cada uno de sus músculos, penetrar con un cuchillo cada uno de sus órganos hasta que sea irreconocible; luego usar sus restos como alimento para los cerdos y su sangre, con su sangre, pintar toda su tumba. Si es que eso no es lo que los nazis quieren lograr pues en verdad no sé cuales sean sus planes-
Me alejé casi arrastrándome hasta llegar a un vehículo cercano. Me subí y las llaves no estaban puestas; revisé por la guantera, no estaba; me fijé por el piso del vehículo, no aparecía; me fijé debajo del asiento, allí se encontraban. Lo encendí y en cuanto me dispuse a irme, oigo algo parecido a un pedido de ayuda, giro mi cabeza hacia atrás y no veo nada; miro hacia la derecha y apenas alcanzo a ver una pequeña silueta recostada sobre el piso, inmediatamente me dirijo hacia allá con el vehículo.
Al llegar, identifico al muchacho rápidamente, era Grigoryi, estaba muy mal herido, apenas podía hablar. Con la mayor velocidad posible con mi tobillo en mal estado, lo meto sin duda alguna en el transporte. Conduje a toda prisa hacia el pelotón mas cercano, pero me doy cuenta que este quedaba a unos 11 Km. de distancia y pienso que la gravedad de las heridas de Gregoryi no le dejarían aguatar por mucho tiempo. Metí mi pie hasta el fondo del acelerador y surqué el espantoso terreno, mientras tanto Grigoryi seguía sangrando y mi tobillo me dolía cada vez más y más.
En cuanto llegamos grité hasta quedarme sin aliento pidiendo auxilio, todos venían apuradamente a auxiliarnos y yo le dije que lo atendieran a Gregoryi primero, que yo podía aguantar un poco más. Sin embrago, al venir muchos soldados en nuestra ayuda, nos llevaron a ambos, cada uno en su propia camilla y se dirían hacia lugares de las instalaciones médicas separados. A mi me dieron un poco de morfina para tranquilizar el dolor, pero eso casi no me hacía efecto, así que tuvieron que anestesiarme por completo e instantáneamente perdía el conocimiento.
Al despertarme lo primero que hago es gritar el nombre de Gregoryi. Lo grité dos veces, y justo antes de gritar por tercera vez un soldado me pidió que hiciera silencio. Le pregunté donde se encontraba Gregoryi, el sujeto con quien vine, el me dijo que estaba en la siguiente sala. Intenté levantarme, pero por algún, al apoyar el pie en el que me había lastimado el tobillo perdí el equilibrio y me caí. Estando en el suelo observo mi pie para intentar descifrar que era lo ocurrido y al verlo, veo que ya no estaba, alguien me lo robó, mejor dicho, algún médico me lo quitó.
Grito desesperadamente por mí pié.
Boris: -¡Mi pié!, ¡que le hicieron a mi pié!... ¡quiero que me lo devuelvan!... ¡No quiero ser un miserable inválido por el resto de mi vida!...-
El tipo que estaba con migo me ayudó a recostarme de nuevo, y me explicó que el fue el responsable de amputarme el pié. Me dijo que al llegar, el que parecía muy mal herido era Gregoryi, y eso estaba muy claro, pero también me dijo que yo tenía una infección muy grave en mi pié, que si no hubiéramos amputado, la infección hubiese hecho estragos en toda mi pierna, luego la misma infección haría enfermar a los demás órganos hasta llegar al corazón, al pulmón y hasta el cerebro, provocando la muerte.
Boris: -¡Pero por qué se infectó, si solo me lo torcí!, o eso es lo que yo pienso por lo menos-
El respondió explicándome que el se había fisurado en uno de los metatarsos y que eso en muy poco tiempo, casi a una velocidad increíble, generó pus. En muy poco tiempo el pus se dispersó por los músculos de mi pie que a su vez se convirtió en gangrena.
Boris: -Entiendo… después hablaremos de eso, ahora quiero saber como se encuentra Gregoryi, ¿está bien?-
Me contesto de forma muy suave, suspirando y diciendo que la gravedad de las heridas, sumados a la gran cantidad de pérdida de sangre junto con las pocas herramientas que tenemos no nos dejó hacer mucho por el muchacho. Lo siento, pero el chico falleció casi al instante de ingresar a la sala de operaciones. Yo no podía creerlo, le dije que algún día lo salvaría yo a él y ahora ese día nunca llegará.
Yo ya no sabía como afrontar las cosas, me sentía tan cansado de toda esta matanza, de todo lo sucedido ya no le encontraba el más mínimo sentido a la vida. Llegué a pensar que si me mataba iba a terminar todo, que solo me convertiría en un alma más del purgatorio y que de ahí iría al infierno por haber matado a tantas personas que en circunstancias diferentes estoy seguro de que hubiéramos sido amigos. En ese momento tomé un rifle que estaba junto a mi cama e intenté matarme pero el sujeto con el que estaba me lo impidió y me sedó, inmediatamente caí desvanecido.
Al despertar, escucho muchos disparos que al parecer provenían de afuera. Supe que los alemanes habían alcanzado este punto. Entonces me levanté, y brincando sobre mi pié sano busqué un arma para ayudar a mis compañeros.
Me acerqué a la puerta y fui empujado sin previa advertencia y me desplomo fuertemente sobre el piso lleno de sangre por los demás soldados en estado crítico. Observo a mi atacante que me apuntaba con su MP44 y justo detrás de éste se acerca un pelotón más. Los demás soldados enemigo matan sin piedad alguna a mis colegas en mal estado, mientras que mi atacante parece disfrutar de mi incapacidad de moverme y defenderme. Por fin se decide a matarme, y justo antes de jalar del gatillo intento alcanzar rápidamente mi arma, pero no lo logro y soy disparado en el hombro. Solo quiere divertirse viendo mi sufrimiento, luego me dispara a sangre fría tres veces terminando así con mi existencia…
Con lo poco de vida que me queda termino de escribir estas lineas y finalizo pidiendo disculpas a mi amada y a Yuriy, a mi amada Raisa por no haber cumplido con lo que le prometí y a mi amigo Yuriy por no poder verlo más, espero que tu si sobresalgas y que te conviertas en alguien muy exitoso y un héroe nacional. En cuanto a mi amada Raisa estoy seguro que algún día, luego de que yo aya cumplido mi penitencia, nos volveremos a ver…
“31 de septiembre de 1939, Adolf Hitler puso en marcha la estrategia blitzkrieg invadiendo así el territorio de Polonia… Nosotros lo rusos tuvimos que ayudarlo para recuperar la parte del antiguo territorio de nuestro zar Nicolas II… creo que este es el comienzo del Apocalipsis”.
Este es mi pequeño diario -le dije a mi mejor amigo Yuriy.
Yuriy: -cuando estemos en Moscú pienso que estaremos mejor.
Boris: -espero que tu positivismo sea de ayuda, yo ya quiero ver a mi Raisa.
Yuriy: -así será mí querido amigo.
Yuriy y Boris, junto con el resto del pelotón que había quedado después de la ofensiva, llegaron a Moscú para recuperar fuerzas y curar a los heridos. Además tenían tiempo para saludar a sus amigos y familiares. Boris fue el primero en irse a saludar a su amada Raisa, no le importaba mucho el disparo que había recibido en la pierna derecha, él solo quería ver a su amada. La buscó por todos lados, sin cesar. Al final, la encontró en una de las plazas principales de Moscú a la que ella siempre iba para reflexionar las cosas y pensar un poco.
Boris: -¡Raisa!, mi amor… te busque por todos lados, pase varias veces por tu casa y vos no te encontrabas…
Raisa: -¡Boris!, mi vida… pequeño idiota, sabes que cuando no estoy en mi casa es que me encuentro acá...
Boris: -lo siento, creo que se me habrá olvidado… el problema es que estuve muy preocupado por ti cuando estaba en el frente de la invasión…
Rasia: -¡calla!, no me hables de ese tema… espero que ya no te llamen mas para estar en la batalla.
Boris: -yo no diría eso, estamos en pleno conflicto, es casi inevitable que no me llamen
Rasia: -en ese caso disfrutemos este momento (y con lágrimas que caían de sus ojos y acariciaban lentamente sus mejillas abrazó a Boris muy fuertemente).
Boris: -no llores querida, te prometo que volveré.
Raisa: -¿en verdad lo prometes?
Boris: -así es mi amor, te prometo que volveré a tu lado.
En ese mismo instante el general Nikolay Kozlov estuvo avisando por medio de un megáfono que todos los reclutas deberían ir al punto de reunión para dictarles las siguientes órdenes.
Raisa: -no creo que sea muy urgente eso
Boris: -debemos seguir las órdenes que nos dictan, y eso es una orden-
Raisa: -bueno, no quiero que te pase nada (en ese instante Rasia se despidió de Boris de una forma cálida y apasionada).
Boris: -hasta luego mi amor.
Raisa: -hasta pronto… no te olvides de la promesa que me hiciste.
Ella lo veía partir con una lágrima en su mejilla izquierda y en el momento en que Boris estaba a unos 30 metros ella recibió un disparo en la cabeza del lado del parietal derecho a unos dos centímetros del temporal del mismo lado. Todos corriendo para cubrirse y miraron a todos lados para ver de donde provenía el disparo, fue en ese momento en el que Boris la vio. Él instante en el que la vio fue el instante en el que todo su mundo se hizo trizas, cenizas, se desfragmentó toda su vida, jamás olvidará esos terribles momentos en el que el tiempo pasaba tan despacio y todo se desvanecía frente a sus ojos.
Corrió y corrió pero nunca llegaba a su apoyo. Por fin la alcanzó, pero era demasiado tarde para ayudarla. Desmesuradamente gritaba para que lo ayuden pero todos lo miraban sabiendo que era imposible que se salvara. El médico del pelotón y mejor amigo de Boris le dijo lo que él ya sabia pero que no quería aceptarlo.
Boris: -¡Yuriy!, ¡Yuriy!, ¡has algo… has algo maldita sea, para salvarla!
Yuriy: -Lo siento amigo, ya no hay nada que pueda hacer… no tiene pulso… la bala atravesó su cabeza de lado a lado… no hay manera de que sobreviviese.
Boris: -¡Mientes!, ¡deja de mentir!...
Llorando gritaba “¿por que?, ¿Por qué sucedió esto?” y Yuriy no podía hacer nada para calmar su terrible dolor.
Boris al ver que Yuriy no hacia nada lo golpeó en el lado derecho de la cara. Yuriy lo único que pudo hacer es agarrarlo de las manos y luego abrazarlo para que se desahogue. Lloraba y lloraba sin cesar hasta que el general dijo: -ya no hay nada que hacer… lamento su pérdida pero piense que podrá vengar su muerte luchando para su patria-. Al escuchar sus palabras, Boris, se levantó, se puso firme y levantando la mirada hacia su general dijo: -¡Si señor!, ¡luchar y proteger mi patria serán desde hoy mi único interés!...-me alegro de oír eso- dijo el general.
Boris caminaba con la frente en alto mientras caían lágrimas de sus ojos llenos de odio y rencor. Recuerdo las palabras que repetía una y otra vez cuando marchaba hacia la batalla siguiente: “el día en que vea al desgraciado que tiró mi mundo abajo será el día en que ira al infierno”.
“Noviembre 30, 1939.Estamos a punto de atacar Finlandia. Al parecer, demandábamos que la frontera se moviese 25 kilómetros tierra adentro finlandesa desde Leningrado, además de permitirse la construcción de una base naval en la península de Hanko. A cambio de esto, nosotros ofrecimos un territorio en la región de Carelia con el doble de extensión pero mucho menos desarrollado. Solo queríamos asegurarnos de estar preparados y protegidos para la guerra que tarde o temprano se desarrollaría con Alemania”.
Bueno, por lo menos eso es lo que escuche del general Nikolay Kostov mientra conversaba con otras autoridades por teléfono.
Esa misma tarde, mientras marchábamos hacia la lucha, fuimos interceptados por un pelotón sorpresa, eran pocos y nosotros éramos 9 divisiones, cada una de las cuales tenia 50 BT-7-2 con cañón de 45 mm pero al parecer sabían defenderse muy bien. En ese mismo momento tome mi PPSh-41 y de una sola ronda elimine a 7 fineses mientras corría hacia ellos, luego me infiltre en las trincheras desde donde nos disparaban y extermine a otros 6. Me había quedado sin balas luego de tal hazaña, pero sin embargo eso no me detuvo, desenfundé mí Tokarev y comencé a mirar hacia todos lados, ya no había nadie.
Cuando me dispuse a guardar mi pistola escucho que alguien se acercaba, no dude ni un segundo y me dí media vuelta para ver quien era, en ese momento siento que alguien me golpeo fuertemente en el estómago, por suerte llevaba mi diario, que detuvo un poco el impacto dándome tiempo para que yo lo golpease en la nariz con mi pistola. Él no tardó en responderme con un derechazo en el pómulo izquierdo, le dí un par de golpes en la cara y luego una patada en la ingle, eso lo alejo lo suficiente como para poder alzar mi pistola que fue arrojada al suelo en el momento de la lucha, le disparé varias veces, creo que 7 veces, pero solo las cuatro últimas alcancé a darle. La primera fue en el hombro, luego en la parte anterior del muslo derecho, después en el estómago y para asegurarme de que muriera definitivamente, me acerqué a él y le dí el disparo final en la cabeza. Le disparé en el costado izquierdo, parte de sus sesos fueron esparcidos sobre el suelo y otros contra la pared de la trinchera.
Nunca antes había sentido tal sensación de satisfacción al verlo tirado, muerto y con los sesos esparcidos por doquier, creo que la muerte de mi amada Raisa me hizo perder totalmente mis sentimientos.
Al salir de la trinchera solo veo cadáveres de mis compañeros y de los enemigos; cuerpos que se retorcían sin brazos, piernas, intestinos afuera, otros que ardían; trozos de metal que hacían un rastro hacia el BT-7-2 destrozado; la nieve que cubría el suelo era enteramente roja de la sangre esparcida de los cadáveres y agonizantes. Parecía que hubiese entrado al mismo infierno solo faltaba el diablo, ¿o era yo?...
Cuando salgo de los abismos del infierno noté que me quede sin balas, empero eso no me detuvo. Revise los cadáveres de mis colegas y recogí todas las municiones que pude, cogí otra PPSh-41 y al registrar los cadáveres me dí cuenta que no veía por ninguna parte a Yuriy. Sin permitirme descanso alguno, lo busque por todas partes.
Llegue a una ciudad desconocida por mí, y lo seguí buscando. Cuando encontré un edificio, el cual parecía seguro, entre en él y me dispuse a registrarlo. En uno de los piso se hallaba solo, sin nadie aparentemente, un francotirador finlandés en el cuarto nivel superior. Sin moverme demasiado para que no me oyese, me acerqué por detrás pero, en el momento que quise entrar en la habitación, choque contra uno de los pequeños escombros que se cayeron del nivel de arriba y que en el choque producido rodó levemente e impactó contra una mesita haciendo caer un insignificante pedazo de madera.
Al sacar mi Tokarev de la funda y virar la vista hacia él ya no estaba mas –“es un maldito Harry Houdini”- dije sorprendido al ver que ya no estaba en su antiguo lugar. Entre sin pensar en la habitación y recibí terrible golpe en la cabeza que me desmayé.
Al despertar me pregunto: -¿estaré en el cielo o en el infierno?-; -si con infierno te refieres a la guerra por la que estamos pasando, pues en ese caso todo estamos inmersos en él-. Al oír esas palabras cogí rápidamente mi arma y apunté en la dirección en la que oí esa voz. –Cuidado, no vayas a matar a alguien- dice la, hasta ahora desconocida voz, pero al ver a quien estaba apuntando noto que era Yuriy.
Boris: -¿Como me encontraste?-
Yuriy: -Pasaba por aquí y pensé en tomar una siestita para recuperar fuerzas cuando veo que un finlandés te apuntaba en la cabeza con un rifle M35 y dije –probaré mi puntería con mi Mosin-Nagant-, y bueno, creo que le dí…-
Boris mira a su alrededor para ver si lo había matado; y efectivamente era así, el finlandés recibió un tiro en la cabeza del cual nadie, absolutamente nadie podría haber sobrevivido.
Boris: -Eres un desgraciado comediante trágico. Lo eliminaste con un disparo espectacular y haces una historia cómica de ello-
Yuriy: -Cuando menos dame las gracias por haberte salvado la vida-
Boris: -¡Qué gracias!, si lo tenía todo bajo control… solo que tú interferiste… bueno, no halemos mas del tema y busquemos al resto de la división…-
Yuriy: -Podrás buscar y lo único que encontrarás serán despojos tirados-
Boris: -¿Qué quieres decir con eso?-
Yuriy: -Que todos han sido asesinados-
Boris: -Bueno, en ese caso, solo nos queda esperar los refuerzos y aguantar a las tropas finlandesas que pudieran venir-
Yuriy: -¿Nosotros dos?... creo que el golpe te afectó demasiado, mejor descansa un momento…-
Boris: -¡Nada de descansos!... y ese golpe no fue nada para mí… apresúrate y ayúdame, debemos arreglar este edificio de tal manera que nadie pueda entrar.-
Boris y Yuriy trabajaron todo lo que quedaba de día y una parte de noche para que el edificio sea totalmente inaccesible. Pusieron barricadas por un lado, otras por otro, trampas por acá trampas por allá, encontraron un par de granadas a las cuales ataron una cuerda muy fina pero resistente de la cual al jalarla quitaría el seguro a la granada haciendo quedar al enemigo como desechos de carnicería, en fin, etcétera.
Llegó la noche y en lo único que pudieron pensar era en descansar para poder seguir luchando al día.
A la mañana del día siguiente se despertaron al oír el sonido de una granada que explotó y supieron que el momento de luchar había llegado. La adrenalina fluía por sus venas como las aguas del río Varzuga y sus corazones parecían pistones de lo exageradamente rápidos que latían. -Comenzó el juego- dijo Yuriy; -¿esto te parece un juego?- respondió Boris.
Boris: -Tu ve por la derecha que yo me dirijo a la izquierda-
Yuriy: -Entendido-
Boris se encontró con 7 finlandeses en otra de las habitaciones del cuarto nivel superior a los cuales mató rápidamente por detrás usando su PPSh-41. Luego caminó por el resto de las habitaciones buscando señales de vida enemiga pero no halló ninguna. Al decender discretamente al tercer nivel por la escalera de la izquierda se chocó contra 20 finlandeses que parecían armar una estrategia de ataque. Se detuvo un momento para analizar sus oportunidades de supervivencia si los enfrentaba frente a frente pero por mas que la viera y reviera no tendría oportunidad de ganarles, pero recordó que tenía granadas de palo y decidió usarlas. Subió 4 escalones a la escalera y luego activó su granada y contó 7 segundos, luego arrojó la granada y ascendió hasta estar totalmente a salvo en el cuarto nivel. Tras esperar unos segundos descendió y observó que su estrategia había dado resultado. Siguió avanzando y se cruzó con Yuriy en el segundo nivel quien se hallaba sentado y recostado contra la pared junto a su Mosin-Nagant. Corrí rápidamente hacia él para ver que era lo que le sucedía.
Boris: -¡Yuriy, Yuriy!... ¡que tienes amigo, que tienes!...
Yuriy: -Hambre mi querido amigo, hambre… no he comido en horas-
Boris: -¡Idiota!... ¡estamos en plena guerra y tú solo piensas en comer!... no puedes ser mas estúpido…-
Yuriy: -Es una de las necesidades básicas de la vida… además si no como no puedo pelear al cien por ciento…-
Boris: -¡Levántate, todavía quedan finlandeses a quien exterminar!-
Ambos llegaron juntos al primer nivel donde se toparon con 85 finlandeses. No sabían que hacer ante tal desventaja. Se escondieron tras una enorme mesa que estaba tumbada lateralmente y debatieron céleremente sobre sus posibilidades de éxito, pero la batería de ideas que tiraron solo llevaban al fracaso y muerte de ambos.
Ante ninguna posibilidad de sobrevivir, solo podían hacer una embestida que los llevaría a la muerte segura pero que por lo menos morirían con honor y valentía. Cuando se dispusieron a realizar tal proeza, escucharon una cantidad extraordinaria de disparos y al levantar la cabeza por encima de la mesa solo vieron a los finlandeses total y completamente acribillados. – ¡Llegaron los refuerzos!- gritaron ambos.
- ¡No disparen, no disparen… somos rusos también!- gritaron fuertemente ambos mientras se ocultaban al costado de la puerta principal para prevenir cualquier duda.
- ¡Tiren sus armas!- les respondieron…
Arrojaron sobre la espesa nieve sangrienta las armas con las que estuvieron asesinando y asesinándose a sí mismos.
- ¡Muéstrense! –exclamaron…
Ambos salieron con las manos por encima de sus cabezas.
- Muy bien soldados, pueden bajar las manos… identifíquense...
Boris: -Boris Smirnov, señor… primera división-.
Yuriy: -Yuriy Kuznetsov, señor… segunda división-.
- General Alexey Morózov, general de la quinta división… bienvenidos al juego. Esta noche descansaremos y recuperaremos fuerzas con los alimentos que traigamos. ¿Les parece bien este edificio?-
Boris: -General, si me permite, creo que no es muy buena idea permanecer en este lugar-
General: -Explíquese por favor, ¿Por qué cree que no es muy buena idea?-
Boris: -Primero: el lugar es una ruina… segundo: está muy desprotegido y tercero: es muy susceptible a ataques. Me parece que deberíamos buscar un lugar más adecuado y un poco escondido, ya que un ataque sorpresa podría ser una ventaja para nosotros-
General: Ustedes dos –señala a dos soldados que estaban cerca de la entrada al edificio-, inspeccionen el lugar… buena idea soldado, con esas ideas será ascendido muy rápidamente…
Soldado 1: -El soldado Boris no miente, el lugar esta en ruinas. Al parecer una granada estalló demasiado cerca de uno de los pilares principales del edificio, estoy verdaderamente sorprendido de que no se aya desplomado aún.
Soldado 2: -Si no me equivoco, estos soldados tuvieron una mini guerra aquí adentro. Hay cuerpos esparcidos por todas partes, algunos han sido alcanzados por las metrallas de la granada-.
General: -Busquemos todos otro lugar donde descansar. Atacaremos a esos malditos fineses cuando el alba se cierna sobre nosotros-.
Las divisiones se separaron para buscar mejor un escondite y lugar de asedio hasta que encontraron uno que parecía bueno. Se encontraba metido entre un par de árboles y la nieve lo recubría casi totalmente. La entrada a duras penas se veía. Y en los alrededores había lugares perfectos para tender trampas.
El general ordenó a sus 5 francotiradores que buscasen buenas posiciones desde donde poder atacar. Enterraron minas terrestres por el único camino por donde podrían pasar los tanques y la infantería. Posicionaron sus morteros y sus tanques T-60 en lugares ocultos.
A la mañana siguiente todos se ubicaron en sus posiciones de combate, pero no pasaba nada. Esperaron, esperaron por mucho tiempo, nada ocurría. Llegó el ocaso, casi fallecía el día, hasta que un francotirador divisó algo que se acercaba por el norte, a unos 3 kilómetros de distancia. Son 3 divisiones enteras de 50 hombres cada una; 2 divisiones de caballería compuestas por 10 tanques cada una. Entre la infantería hay ametralladores, lanzallamas, bazuqueros y soldados con rifles. Y entre la caballería se encuentran los mejores tanques que tienen los fineses. El general al mando ordena que estén atentos hasta que él diera la orden de atacar.
Cada vez que daban un paso, mi corazón y el de los demás se aceleraban. Les mentiría si les dijera que no tengo miedo, pero la verdad era que tenía miedo pero había algo que me hacía luchar contra él y me daba mas ganas de ir y luchar contra ellos. Ardía y me helaba, ambas cosas a la misma vez. Desde que comenzó la guerra he tenido estas raras e inexplicables sensaciones.
Los enemigos estaban a casi nada de nosotros; cuando el general nos dio la orden de atacar. Primero se la dio a los francotiradores, ellos eliminaron a mucho de ellos, principalmente a los que traían lanzallamas. Solo bastaba un tiro en cada tanque para lograr que ellos, y los que estaban cerca de ellos, ardieran hasta quemarse enteramente hasta la inevitable muerte. Con eso consiguieron eliminar muchos soldados.
Luego de esto, el general ordenó que todos disparen a discreción, incluyendo a los tanques y a los morteros. Así, la mayoría del ejército finés resultó eliminado.
Pero ellos no se rendirían tan fácilmente. Atacaron con todo lo que tenían. Estaban provistos de muy buenas armas, también poseían algo hasta el momento desconocido por nosotros. Se trataba de una especie de granada hecha con una botella de vidrio llena de una mezcla de gasolina y aceite, con una mecha de tela embebida en gasolina, dicha mecha se encendía para luego arrojarlas. Esto era muy eficaz contra los vehículos, ya que el arrojarlas, como es de suponer, la botella se rompía y la mezcla de gasolina/aceite quedaba expuesta a la mecha en llamas haciendo una pequeña explosión incendiaria.
Con esta nueva, barata y demasiado efectiva arma, lograron eliminar fácil y rápidamente a todos nuestros tanques. Mientras los francotiradores seguían eliminando enemigos, nosotros lidiábamos contra el ejército de frente. Creo que habré vaciado 2 cargadores de mi PPSh, pero así como perdía cargadores, también mataba a muchos fineses. Hasta que de pronto mi arma se trabó frente a un enemigo; por suerte tengo mi ángel guardián, mi mejor amigo, que siempre me está cubriendo la espalda…
Yuriy: -Deberías ser mas rápido, por lo menos hubieras sacado tu pistola…-
Boris: -Muy gracioso, ahora tendré que buscar un arma nueva-
Yuriy: -Toma, te regalo esta, se la robé a uno de nuestros compañeros muertos-
Boris: -Esta bien, pero con un solo cargador no voy a poder hacer mucho-
Yuriy: -No te preocupes, tu amigo Yuriy siempre está un paso delante de ti, también le robé un par de cargadores, con 5 creo que es mas que suficiente-
Boris: -Si, es mas que suficiente. Pero no voy a poder llevar más que dos cargadores-
Yuriy: -Bueno, en ese caso tendré que cargar los que quedan por si tú o alguien más los necesita-
Ambos rodearon una casa en ruinas para poder atacar nuevamente a los fineses que quedaban vivos. Pero el ataque no fue necesario, porque los fineses, al ver que ya no podían hacer nada por defenderse, decidieron rendirse y los pocos que quedaban fueron llevados a una cárcel como rehenes de guerra.
Así pasó una de las guerras entre los fineses y los rusos.
Luego de ese pequeño percance, viajaron al encuentro del séptimo ejército, el cual atacaría la Línea Mannerheim de 130 kilómetros de longitud para luego ocupar la ciudad de Viipuri y dirigirse a Helsinki. Sin embargo, el viaje fue cancelado, ya que el general recibió una notificación en la cual le permitía volver a Leningrado con toda la infantería que estuviera bajo su mando. Por supuesto que aceptó sin ningún titubeo. Empero, eso no era lo que yo quería, pero las heridas que tenía necesitaban atención médica urgentemente, así que no tuve otra opción que ir a Leningrado.
“13 de marzo de 1940, una delegación finesa viajó a Moscú para redactar el tratado de paz que fue escrito por ambas partes. Nuestros dirigentes exigían la ciudad de Hanko y el norte del lago Ladoga.
Al final de la guerra, los fineses perdieron 10% de su territorio, 17% de su sistema ferroviario, 17% de su capacidad eléctrica, 10% de la zona de agricultura y un 11% de sus bosques. Según lo que dicen las noticias, el ejército fines perdió 25000 soldados y mas de 55000 heridos de su total de 150000 soldados iniciales. En nuestro bando, tuvimos alrededor de 270000 bajas del total inicial de 450000 soldados, pero el gobierno intentó desmentir esta cifra, debido a que produciría un descontento de la población y los países pensarán que somos un blanco fácil e inexperto. Esto ya es una masacre y según los antiguos, todavía no se viene lo peor… espero que estén equivocados…”
Luego de tratar mis heridas, la guerra continuaba, pero yo no pude volver. Estuve en rehabilitación durante el resto del año. Entre los meses de enero y mayo estuve realizando un nuevo adiestramiento para recordar como utilizar mis habilidades. Y para el 22 de junio me encontraba en la guerra nuevamente.
“22 de junio de 1941, el líder alemán Adolf Hitler, llevó a cabo la “Operación Barbarroja”. Ésta consistía en atacar tres frentes de los nuestros al mismo tiempo, Leningrado, Moscú y Kiev y los ejércitos que atacarían esos blanco fueron denominados del Norte, del Centro y del Sur.
Nuestro líder sacrificó todo para salvar la capital (Moscú), el punto de unión de las redes ferroviarias y de las carreteras y nuestro principal centro industrial.
A Yuriy lo enviaron al Moscú, mientras que a mi me trasladaron a para defender el centro industrial Krivoyrog.”
En cuanto llegaron, los alemanes atacaron con todo su potencial. Varios de los grupos fueron eliminados en un parpadeo. Todo era aterrorizante, en un momento no sabía si sobreviviría o moriría. Pero luego de matar a uno de los alemanes que se infiltró al bunker donde me encontraba, mis instintos asesinos aparecieron de la nada, todo en mí cambio drásticamente, pareciese que el mismo diablo me hubiese poseído. Tomé tranquilamente mi rifle y mi metralleta, junté varias granadas y salí del bunker para enfrentarme cara a cara con los enemigos, por algún motivo quería ver como se retorcían luego de que le disparara en sus órganos vitales desprovistos de protección mayor a las de sus huesos, tejidos y vestimenta. Sentía la necesidad de ver sus entrañas y las partes de sus cuerpos que por el fuego de las armas o los vehículos de guerra fueron arrancados.
Corrí apresuradamente por el campo de batalla matando a cuanto enemigo podía para poder llegar al edificio donde se encontraban las municiones y armas de fuego más potentes. En el camino tropecé con uno de los cadáveres desmembrados y al caer me torcí el tobillo, por lo tanto no tenía más opciones que arrastrarme al edificio o quedarme a intentar matar a los enemigos hasta que me quedara sin municiones o me mataran ellos a mí.
Disparé a quien se cruzaba frente a mí y luego de un par de segundos un saldado de rango menor al mío me arrastró hasta llegar al edificio desde el cual podríamos someter fácilmente al enemigo.
Boris: -Muchas gracias soldado, le debo mi vida… espero poder hacer lo mismo por usted en algún momento. ¿Cual es su nombre?-
Grigoryi: -Mi nombre es Grigoryi señor, y no fue nada, cualquier soldado hubiese hecho lo mismo en esta misma situación, solo que yo me adelanté a ellos-
Boris: -Muy modesto de tu parte, ahora ayúdame un poco mas, debemos eliminar al enemigo para poder vivir en paz-
Grigoryi y los demás soldados se ubicaron en todos los pisos, mientras que Boris agarró un rifle de francotirador y en el techo se tiró boca a bajo para desde allí eliminar a cuanto enemigo pudiera.
Los alemanes, no cedieron ni un momento y sin previo aviso para nosotros entraron por todas partes, eliminando a casi todo el pelotón. Para suerte mía, al estar escondido en el techo, ellos no me vieron, y luego de un para de horas después a la toma del edificio en donde nos encontrábamos por parte de los alemanes, me decidí a bajar. Cojeaba por la lesión en mi tobillo, éste estaba muy inflamado y apenas podía sentirlo debido al dolor, sino fuera por eso creo que no lo sentiría. A pesar de estar casi inválido por dicho dolor en el lugar ya mencionado, eso no me impidió descender.
Al caminar por los primeros pasillos del piso mas elevado del edificio solo veía sangre, y esta iba desde todas las direcciones hacia abajo. Yo, por mera curiosidad y porque necesitaba bajar, seguí el rastro de sangre. Descendí nuevamente, pero esta vez hasta el 5 piso. Observé hacia todas las direcciones posibles sin signo alguno que pudiera indicarme el paradero de alguno de mis colegas. Descendí otra vez, pero cuanto más lo hacía mas me dolía el tobillo. Por fin llegué hasta la planta baja, y todavía no veía vestigios de nadie. Caminé apoyándome por la pared y dí la vuelta en una de las puertas hasta poder llegar afuera.
Al salir del edificio inmediatamente noté una montaña que anteriormente no la había visto. Me acerqué para verlo más detenidamente. Cada vez que caminaba sentía como ardía pero sin embargo yo estaba más helado que la misma nieve por donde caminaba. Alcancé la enorme montaña, y al llegar a ella no pude creer lo que veía. Uno tras otro estaban apilados los cadáveres de mis colegas, por lo menos tuvieron la delicadeza de quitarles las chapas y apilarlas en una mesa improvisada para que uno de nosotros se las llevara.
Tomé un par de cócteles molotov y rocié su contenido sobre los cadáveres, luego tomé un encendedor que encontré al costado de la caja con los cócteles y con la unión de las mechas encendí la pila de cadáveres. Me senté, pensé y reflexioné mientras observaba como se quemaban mis colegas.
Boris: -¿Si Dios está con nosotros, quien está contra nosotros?... pienso que los nazis y yo no somos muy diferentes… ellos solo buscan vengarse por el mal pacto que se hizo y para evitar que vuelva a sucederles eso decidieron intentar dominar el mundo para que solo exista una sola raza única y perfecta… mientras que yo, busco vengarme del que me quitó todas mis ilusiones… quebrarle poco a poco cada uno de sus hueso, cortar cada uno de sus músculos, penetrar con un cuchillo cada uno de sus órganos hasta que sea irreconocible; luego usar sus restos como alimento para los cerdos y su sangre, con su sangre, pintar toda su tumba. Si es que eso no es lo que los nazis quieren lograr pues en verdad no sé cuales sean sus planes-
Me alejé casi arrastrándome hasta llegar a un vehículo cercano. Me subí y las llaves no estaban puestas; revisé por la guantera, no estaba; me fijé por el piso del vehículo, no aparecía; me fijé debajo del asiento, allí se encontraban. Lo encendí y en cuanto me dispuse a irme, oigo algo parecido a un pedido de ayuda, giro mi cabeza hacia atrás y no veo nada; miro hacia la derecha y apenas alcanzo a ver una pequeña silueta recostada sobre el piso, inmediatamente me dirijo hacia allá con el vehículo.
Al llegar, identifico al muchacho rápidamente, era Grigoryi, estaba muy mal herido, apenas podía hablar. Con la mayor velocidad posible con mi tobillo en mal estado, lo meto sin duda alguna en el transporte. Conduje a toda prisa hacia el pelotón mas cercano, pero me doy cuenta que este quedaba a unos 11 Km. de distancia y pienso que la gravedad de las heridas de Gregoryi no le dejarían aguatar por mucho tiempo. Metí mi pie hasta el fondo del acelerador y surqué el espantoso terreno, mientras tanto Grigoryi seguía sangrando y mi tobillo me dolía cada vez más y más.
En cuanto llegamos grité hasta quedarme sin aliento pidiendo auxilio, todos venían apuradamente a auxiliarnos y yo le dije que lo atendieran a Gregoryi primero, que yo podía aguantar un poco más. Sin embrago, al venir muchos soldados en nuestra ayuda, nos llevaron a ambos, cada uno en su propia camilla y se dirían hacia lugares de las instalaciones médicas separados. A mi me dieron un poco de morfina para tranquilizar el dolor, pero eso casi no me hacía efecto, así que tuvieron que anestesiarme por completo e instantáneamente perdía el conocimiento.
Al despertarme lo primero que hago es gritar el nombre de Gregoryi. Lo grité dos veces, y justo antes de gritar por tercera vez un soldado me pidió que hiciera silencio. Le pregunté donde se encontraba Gregoryi, el sujeto con quien vine, el me dijo que estaba en la siguiente sala. Intenté levantarme, pero por algún, al apoyar el pie en el que me había lastimado el tobillo perdí el equilibrio y me caí. Estando en el suelo observo mi pie para intentar descifrar que era lo ocurrido y al verlo, veo que ya no estaba, alguien me lo robó, mejor dicho, algún médico me lo quitó.
Grito desesperadamente por mí pié.
Boris: -¡Mi pié!, ¡que le hicieron a mi pié!... ¡quiero que me lo devuelvan!... ¡No quiero ser un miserable inválido por el resto de mi vida!...-
El tipo que estaba con migo me ayudó a recostarme de nuevo, y me explicó que el fue el responsable de amputarme el pié. Me dijo que al llegar, el que parecía muy mal herido era Gregoryi, y eso estaba muy claro, pero también me dijo que yo tenía una infección muy grave en mi pié, que si no hubiéramos amputado, la infección hubiese hecho estragos en toda mi pierna, luego la misma infección haría enfermar a los demás órganos hasta llegar al corazón, al pulmón y hasta el cerebro, provocando la muerte.
Boris: -¡Pero por qué se infectó, si solo me lo torcí!, o eso es lo que yo pienso por lo menos-
El respondió explicándome que el se había fisurado en uno de los metatarsos y que eso en muy poco tiempo, casi a una velocidad increíble, generó pus. En muy poco tiempo el pus se dispersó por los músculos de mi pie que a su vez se convirtió en gangrena.
Boris: -Entiendo… después hablaremos de eso, ahora quiero saber como se encuentra Gregoryi, ¿está bien?-
Me contesto de forma muy suave, suspirando y diciendo que la gravedad de las heridas, sumados a la gran cantidad de pérdida de sangre junto con las pocas herramientas que tenemos no nos dejó hacer mucho por el muchacho. Lo siento, pero el chico falleció casi al instante de ingresar a la sala de operaciones. Yo no podía creerlo, le dije que algún día lo salvaría yo a él y ahora ese día nunca llegará.
Yo ya no sabía como afrontar las cosas, me sentía tan cansado de toda esta matanza, de todo lo sucedido ya no le encontraba el más mínimo sentido a la vida. Llegué a pensar que si me mataba iba a terminar todo, que solo me convertiría en un alma más del purgatorio y que de ahí iría al infierno por haber matado a tantas personas que en circunstancias diferentes estoy seguro de que hubiéramos sido amigos. En ese momento tomé un rifle que estaba junto a mi cama e intenté matarme pero el sujeto con el que estaba me lo impidió y me sedó, inmediatamente caí desvanecido.
Al despertar, escucho muchos disparos que al parecer provenían de afuera. Supe que los alemanes habían alcanzado este punto. Entonces me levanté, y brincando sobre mi pié sano busqué un arma para ayudar a mis compañeros.
Me acerqué a la puerta y fui empujado sin previa advertencia y me desplomo fuertemente sobre el piso lleno de sangre por los demás soldados en estado crítico. Observo a mi atacante que me apuntaba con su MP44 y justo detrás de éste se acerca un pelotón más. Los demás soldados enemigo matan sin piedad alguna a mis colegas en mal estado, mientras que mi atacante parece disfrutar de mi incapacidad de moverme y defenderme. Por fin se decide a matarme, y justo antes de jalar del gatillo intento alcanzar rápidamente mi arma, pero no lo logro y soy disparado en el hombro. Solo quiere divertirse viendo mi sufrimiento, luego me dispara a sangre fría tres veces terminando así con mi existencia…
Con lo poco de vida que me queda termino de escribir estas lineas y finalizo pidiendo disculpas a mi amada y a Yuriy, a mi amada Raisa por no haber cumplido con lo que le prometí y a mi amigo Yuriy por no poder verlo más, espero que tu si sobresalgas y que te conviertas en alguien muy exitoso y un héroe nacional. En cuanto a mi amada Raisa estoy seguro que algún día, luego de que yo aya cumplido mi penitencia, nos volveremos a ver…
viernes, 22 de agosto de 2008
Virgilio (70 - 19 a.C.)
Bueno, este es uno de los poetas y filósofos que mas me gustan y me ayudan a sobrellevar mi vida estudiantil como mi vida cotidiana. Es muy impresionante la vida y las obras de este poeta y filósofo. Les dejo con la información y espero que les ayude en algo. Al final de la información, recopilé un fragmento de una de sus obras mas grandiosas la "Eneida", espero que sea de su agrado.
Virgilio (70-19 a.C.), poeta romano, autor de la Eneida, obra maestra de la literatura latina. La influencia de Virgilio en escritores europeos de épocas posteriores fue enorme.
Publio Virgilio Marón nació el 15 de octubre del año 70 a.C., en Andes, un pueblecito próximo a Mantua. Su padre era un humilde campesino. Virgilio estudió en profundidad las literaturas griega y romana, además de retórica y filosofía, en Cremona, Mediolanum (hoy Milán), Roma y Nápoles. Gracias a la protección del político romano Cayo Mecenas, Virgilio se vio libre de preocupaciones económicas y pudo entregarse plenamente al estudio y a la literatura. Pasó la mayor parte de su vida en Nápoles y Nola, y entre sus ámigos más íntimos figuran su protector y mecenas, Octavio, que más tarde se convertiría en el emperador Augusto, y muchos eminentes poetas, como Horacio y Lucio Vario Rufo. En el año 19 a.C. emprendió un viaje por Grecia y Asia, con la intención de revisar su obra maestra, la Eneida, prácticamente terminada para entonces, y dedicar el resto de su vida al estudio de la filosofía. En Atenas, se reunió con Augusto y regresó con él a Italia. Virgilio enfermó antes de embarcar y murió poco después de su llegada a Brindes (hoy Brindisi). En su lecho de muerte, Virgilio ordenó a Augusto que destruyera la Eneida; sin embargo, el poema fue revisado y publicado por Vario Rufo y Plotio Tuca.
El Appendix Vergiliana, una colección de poemas menores, se atribuyó a Virgilio en la antigüedad. La colección incluye breves poemas épicos, (Ciris, Culex), elegías (Lydia, Copa o La tabernera), un poema didáctico (Etna), y una serie de poemas breves agrupados bajo el título de Catalepton, o Miniaturas. Todos los poemas están escritos en el mismo estilo erudito e innovador que caracteriza a los poetas helenistas de Alejandría, y muchos revelan la influencia del poeta romano Catulo y su escuela. La autenticidad de la colección es, sin embargo, bastante discutida por los especialistas modernos. Ciertos poemas, especialmente algunos de los incluidos en Catalepton, que hablan de la vida de Virgilio, pueden ser obras de juventud. Etna se sitúa por lo general en el siglo I d.C.
En el año 37 a.C. Virgilio completó su primera gran obra, las diez Églogas o Bucólicas, poemas pastoriles inspirados en los Idilios de Teócrito, un poeta alejandrino del siglo III a.C., si bien los poemas de Virgilio son más estilizados y menos realistas. Virgilio respetó las convenciones pastorales de su predecesor, tales como el buen humor de los pastores y sus canciones de amor, sus lamentos y sus competiciones de canto, pero dio a las Églogas un carácter más original y nacional, al introducir en los poemas personajes y hechos reales que aluden a otros personajes y sucesos bajo un velo alegórico. La famosa égloga IV celebra el nacimiento de un niño que traería una nueva Edad de Oro, de paz y prosperidad. A finales del Imperio romano, y durante la edad media, este poema se consideró como una profecía de la llegada de Jesucristo.
Las Geórgicas son un tratado en cuatro volúmenes sobre la vida campesina, escrito entre los años 36 y 29 a.C. El poema alcanza la máxima perfección artística conocida en la poesía latina, y su publicación confirmó la posición de Virgilio como el mayor poeta de su tiempo. Aunque en realidad es un tratado de agricultura, enfocado desde un punto de vista técnico, las Geórgicas son también una viva defensa de la necesidad de restablecer la vida agrícola tradicional en Italia. El poema aspiraba a tener carácter universal, como muestran los temas de la guerra, la paz, la muerte y la resurrección que cierran cada uno de los cuatro volúmenes.
Virgilio dedicó los últimos once años de su vida a componer la Eneida, una epopeya mitológica en doce libros que relata las peripecias del héroe Eneas durante siete años, desde la caída de Troya hasta su victoria militar en Italia. En esta obra, Virgilio se propone describir su Roma ideal y, en cierto modo, prefigurar los acontecimientos de la historia romana. Eneas huye de Troya con su anciano padre, Anquises, sobre sus hombros y su hijo Ascanio de la mano. Consigue reunir una flota y zarpa con los supervivientes troyanos rumbo a Tracia, Creta, Epiro y Sicilia, antes de ser abordado en las costas de África. Allí, Dido, reina de Cartago, se enamora de Eneas y se suicida tras su partida.
Tras atracar en la desembocadura del río Tíber, en Italia, Eneas da muerte a Turno, rey de los rútulos, en una lucha por conseguir la mano de Lavinia, princesa del Lacio. Según Virgilio, el pueblo romano desciende directamente de Ascanio, fundador de Alba Longa, la ciudad que más tarde se convertiría en Roma.
El estilo de la Eneida y su tratamiento están inspirados en las antiguas epopeyas griegas, la Iliada y la Odisea de Homero. Virgilio también se inspiró en parte en el poema épico Argonáutica, escrito por el poeta griego del siglo III a.C. Apolonio de Rodas, así como en los Anales del poeta romano Quinto Ennio, que fue el primero en introducir el hexámetro dactílico en la poesía épica latina (véase Versificación). Virgilio introdujo en la Eneida la musicalidad y la precisión técnica de su métrica de un modo tan sutil que su verso se ha considerado desde entonces como un modelo de perfección literaria.
La Eneida está considerada generalmente como la primera gran epopeya literaria, puesto que la Iliada posee una gran riqueza artística pero contiene un gran número de recursos ya usados en la poesía oral anterior. La Eneida, a diferencia de la Iliada, no es una parte heredada de la conciencia nacional, sino más bien un intento deliberado de glorificar a Roma, por encargo de Augusto, cantando el supuesto origen troyano de sus gentes y, en especial, los logros e ideales de Roma bajo su nuevo emperador. Los elementos históricos y augustos son especialmente notorios entre los libros 5-8, la parte central del poema. La Eneida puede considerarse una obra universal, por su estructura ambiciosa, su belleza estilística y su preocupación por las tribulaciones del individuo.
La Eneida fue una obra muy apreciada en su época. Durante la edad media se encontró en ella un sentido filosófico, y Virgilio fue considerado casi un vidente y un mago. Dante realiza un homenaje a Virgilio en la primera parte de la Divina Comedia, convirtiéndole en guía del poeta a través del Infierno y del Purgatorio, hasta llegar a las puertas del Paraiso. Pero fue la devoción de Petrarca por el estilo virgiliano, lo que convirtió a Virgilio en una referencia constante en el humanismo en el renacimiento.
Fragmento de la Eneida.
De Virgilio.
Descripción de los infiernos
VI.
Mira Eneas: contempla de repente
por so el peñón izquierdo anchas murallas
triples en cuyo torno el Flegetonte
tartáreo, con sus ondas inflamadas,
abrasadoras, rápido se vierte,
y retuerce peñascos resonantes.
En frente se alza puerta gigantea
y columnas macizas de diamante
que derribar no pueda fuerza alguna
de hombres ni aun de celícolas violenta.
Férrea torre se yergue por los aires.
Y sentada Tisífone, ceñido
el cruento peplo, vela noche y día
el pórtico. De allí gemidos se oyen
sonar y fieros golpes y de hierros
estridor y arrastrar.
Párase Eneas, y aterrado escucha
el ruido: «¿Qué linaje de delitos,
oh virgen, di: qué penas los oprimen?
¿Qué es este grande estrépito que suena?»
Y respondió la profetisa: «¡Oh claro
caudillo de los teucros! ningún puro
puede tocar el criminoso limen.
Pero, cuando el imperio de las selvas
internas Hécate me dió, enseñóme
las penas de los dioses y á doquiera
condújome. Es el rey de aquestos reinos
durísimos el rodio Radamanto,
y castiga y escucha los errores,
y fuerza á confesar cuanto delito
se perpetró con corazón alegre,
inicuo contra el cielo, difiriendo
hasta la tarda muerte el expiarlo.
Armada de flagelo, vengadora
Tisífone azotando eternamente
derriba los precitos, y vibrando
sobre ellos con la izquierda torvas sierpes
convoca las hermanas cruentas turbas.»
En esto, al fin, horrísonos rechinan
los goznes y ábranse las sacras puertas.
«¡Ves qué guardián sentado en el vestíbulo
está? qué faz custodia los dinteles?
Hidra horrorosa de cincuenta fauces
negras feroz en lo interior habita.
Luego dos veces más ancho y profundo
el tártaro se hiende entre tinieblas
que se alza, desde el orbe, el cielo empíreo.
Allí la raza antigua de la tierra,
el linaje titanio, en la honda sima
fulminados revuélvense.
Allí también he visto á los Aloidas
gemelos, monstruos,
que con sus manos el inmenso cielo
desgarrar intentaron, y al Saturnio
arrojar de su reino soberano.
Y he visto en cruel suplicio á Salmoneo:
éste con su cuadriga y agitando
tea inflamada por los pueblos iba
de Hélada y de Elis á través ovante
y honores divinales se arrogaba;
¡necio! que con el bronce y con el callo
sonante de bridones simulara
la tormenta y el rayo inimitable.
El Padre omnipotente en medio á nubes
densas vibró su dardo, que no antorchas
ni teas encendidas llameantes
y le precipitó con torbellino
enorme en tierra.
También veíase á Tición, alumno
de la omnípara tierra: está tendido
y ocupando yugadas nueve enteras.
Cébase en su hígado un ingente buitre
con corvo rostro; en sus entrañas, ricas
de penas, banquetea, y se aposenta
so el alto pecho; ni jamás reposo
concédese á las fibras renacientes.–
Sobre él pende una roca
que parece caer y estar cayendo;
reclinatorios de oro en los pomposos,
muelles asientos brillan, festín regio
delante de él dispuesto está: contigua
la mayor de las Furias le prohibe
tocar las mesas, y álzase, y levanta,
y sacude su antorcha, y grita y ruge.
Aquí encerrados su castigo esperan
los que envidiaron, vivos, al hermano
á los padres hirieron; á los clientes
defraudaron; amaron las riquezas
reunidas avaros y á los suyos
no dieron de ellas –turba es ésta enorme
los que por adulterio muertos fueron;
los que armas sediciosos empuñaron
perjuros. Ni preguntes por sus penas
ni á cuál caso ó fortuna sucumbieron.
Volviendo van los unos roca ingente;
otros de ruedas cuelgan, á las pinas
la planta y mano atadas.
Sentado está, sentado, eternamente
habrá de estar el infeliz Teseo;
y el misérrimo Flegias amonesta
á todos, voceando por las sombras:
‘Aprended la justicia amonestados
y á no menospreciar á las deidades.’
Éste vendió su patria por el oro
y un déspota le impuso;
hizo y deshizo leyes por dinero:
aquél penetró al tálamo de la hija,
á vedado himeneo.
Todos tentaron, consumaron todos
crímenes horrorosos. Si tuviese
cien lenguas yo, cien bocas y voz férrea
no pudiera nombrar tanto delito
ni pena tanta.»
Virgilio (70-19 a.C.), poeta romano, autor de la Eneida, obra maestra de la literatura latina. La influencia de Virgilio en escritores europeos de épocas posteriores fue enorme.
Publio Virgilio Marón nació el 15 de octubre del año 70 a.C., en Andes, un pueblecito próximo a Mantua. Su padre era un humilde campesino. Virgilio estudió en profundidad las literaturas griega y romana, además de retórica y filosofía, en Cremona, Mediolanum (hoy Milán), Roma y Nápoles. Gracias a la protección del político romano Cayo Mecenas, Virgilio se vio libre de preocupaciones económicas y pudo entregarse plenamente al estudio y a la literatura. Pasó la mayor parte de su vida en Nápoles y Nola, y entre sus ámigos más íntimos figuran su protector y mecenas, Octavio, que más tarde se convertiría en el emperador Augusto, y muchos eminentes poetas, como Horacio y Lucio Vario Rufo. En el año 19 a.C. emprendió un viaje por Grecia y Asia, con la intención de revisar su obra maestra, la Eneida, prácticamente terminada para entonces, y dedicar el resto de su vida al estudio de la filosofía. En Atenas, se reunió con Augusto y regresó con él a Italia. Virgilio enfermó antes de embarcar y murió poco después de su llegada a Brindes (hoy Brindisi). En su lecho de muerte, Virgilio ordenó a Augusto que destruyera la Eneida; sin embargo, el poema fue revisado y publicado por Vario Rufo y Plotio Tuca.
El Appendix Vergiliana, una colección de poemas menores, se atribuyó a Virgilio en la antigüedad. La colección incluye breves poemas épicos, (Ciris, Culex), elegías (Lydia, Copa o La tabernera), un poema didáctico (Etna), y una serie de poemas breves agrupados bajo el título de Catalepton, o Miniaturas. Todos los poemas están escritos en el mismo estilo erudito e innovador que caracteriza a los poetas helenistas de Alejandría, y muchos revelan la influencia del poeta romano Catulo y su escuela. La autenticidad de la colección es, sin embargo, bastante discutida por los especialistas modernos. Ciertos poemas, especialmente algunos de los incluidos en Catalepton, que hablan de la vida de Virgilio, pueden ser obras de juventud. Etna se sitúa por lo general en el siglo I d.C.
En el año 37 a.C. Virgilio completó su primera gran obra, las diez Églogas o Bucólicas, poemas pastoriles inspirados en los Idilios de Teócrito, un poeta alejandrino del siglo III a.C., si bien los poemas de Virgilio son más estilizados y menos realistas. Virgilio respetó las convenciones pastorales de su predecesor, tales como el buen humor de los pastores y sus canciones de amor, sus lamentos y sus competiciones de canto, pero dio a las Églogas un carácter más original y nacional, al introducir en los poemas personajes y hechos reales que aluden a otros personajes y sucesos bajo un velo alegórico. La famosa égloga IV celebra el nacimiento de un niño que traería una nueva Edad de Oro, de paz y prosperidad. A finales del Imperio romano, y durante la edad media, este poema se consideró como una profecía de la llegada de Jesucristo.
Las Geórgicas son un tratado en cuatro volúmenes sobre la vida campesina, escrito entre los años 36 y 29 a.C. El poema alcanza la máxima perfección artística conocida en la poesía latina, y su publicación confirmó la posición de Virgilio como el mayor poeta de su tiempo. Aunque en realidad es un tratado de agricultura, enfocado desde un punto de vista técnico, las Geórgicas son también una viva defensa de la necesidad de restablecer la vida agrícola tradicional en Italia. El poema aspiraba a tener carácter universal, como muestran los temas de la guerra, la paz, la muerte y la resurrección que cierran cada uno de los cuatro volúmenes.
Virgilio dedicó los últimos once años de su vida a componer la Eneida, una epopeya mitológica en doce libros que relata las peripecias del héroe Eneas durante siete años, desde la caída de Troya hasta su victoria militar en Italia. En esta obra, Virgilio se propone describir su Roma ideal y, en cierto modo, prefigurar los acontecimientos de la historia romana. Eneas huye de Troya con su anciano padre, Anquises, sobre sus hombros y su hijo Ascanio de la mano. Consigue reunir una flota y zarpa con los supervivientes troyanos rumbo a Tracia, Creta, Epiro y Sicilia, antes de ser abordado en las costas de África. Allí, Dido, reina de Cartago, se enamora de Eneas y se suicida tras su partida.
Tras atracar en la desembocadura del río Tíber, en Italia, Eneas da muerte a Turno, rey de los rútulos, en una lucha por conseguir la mano de Lavinia, princesa del Lacio. Según Virgilio, el pueblo romano desciende directamente de Ascanio, fundador de Alba Longa, la ciudad que más tarde se convertiría en Roma.
El estilo de la Eneida y su tratamiento están inspirados en las antiguas epopeyas griegas, la Iliada y la Odisea de Homero. Virgilio también se inspiró en parte en el poema épico Argonáutica, escrito por el poeta griego del siglo III a.C. Apolonio de Rodas, así como en los Anales del poeta romano Quinto Ennio, que fue el primero en introducir el hexámetro dactílico en la poesía épica latina (véase Versificación). Virgilio introdujo en la Eneida la musicalidad y la precisión técnica de su métrica de un modo tan sutil que su verso se ha considerado desde entonces como un modelo de perfección literaria.
La Eneida está considerada generalmente como la primera gran epopeya literaria, puesto que la Iliada posee una gran riqueza artística pero contiene un gran número de recursos ya usados en la poesía oral anterior. La Eneida, a diferencia de la Iliada, no es una parte heredada de la conciencia nacional, sino más bien un intento deliberado de glorificar a Roma, por encargo de Augusto, cantando el supuesto origen troyano de sus gentes y, en especial, los logros e ideales de Roma bajo su nuevo emperador. Los elementos históricos y augustos son especialmente notorios entre los libros 5-8, la parte central del poema. La Eneida puede considerarse una obra universal, por su estructura ambiciosa, su belleza estilística y su preocupación por las tribulaciones del individuo.
La Eneida fue una obra muy apreciada en su época. Durante la edad media se encontró en ella un sentido filosófico, y Virgilio fue considerado casi un vidente y un mago. Dante realiza un homenaje a Virgilio en la primera parte de la Divina Comedia, convirtiéndole en guía del poeta a través del Infierno y del Purgatorio, hasta llegar a las puertas del Paraiso. Pero fue la devoción de Petrarca por el estilo virgiliano, lo que convirtió a Virgilio en una referencia constante en el humanismo en el renacimiento.
Fragmento de la Eneida.
De Virgilio.
Descripción de los infiernos
VI.
Mira Eneas: contempla de repente
por so el peñón izquierdo anchas murallas
triples en cuyo torno el Flegetonte
tartáreo, con sus ondas inflamadas,
abrasadoras, rápido se vierte,
y retuerce peñascos resonantes.
En frente se alza puerta gigantea
y columnas macizas de diamante
que derribar no pueda fuerza alguna
de hombres ni aun de celícolas violenta.
Férrea torre se yergue por los aires.
Y sentada Tisífone, ceñido
el cruento peplo, vela noche y día
el pórtico. De allí gemidos se oyen
sonar y fieros golpes y de hierros
estridor y arrastrar.
Párase Eneas, y aterrado escucha
el ruido: «¿Qué linaje de delitos,
oh virgen, di: qué penas los oprimen?
¿Qué es este grande estrépito que suena?»
Y respondió la profetisa: «¡Oh claro
caudillo de los teucros! ningún puro
puede tocar el criminoso limen.
Pero, cuando el imperio de las selvas
internas Hécate me dió, enseñóme
las penas de los dioses y á doquiera
condújome. Es el rey de aquestos reinos
durísimos el rodio Radamanto,
y castiga y escucha los errores,
y fuerza á confesar cuanto delito
se perpetró con corazón alegre,
inicuo contra el cielo, difiriendo
hasta la tarda muerte el expiarlo.
Armada de flagelo, vengadora
Tisífone azotando eternamente
derriba los precitos, y vibrando
sobre ellos con la izquierda torvas sierpes
convoca las hermanas cruentas turbas.»
En esto, al fin, horrísonos rechinan
los goznes y ábranse las sacras puertas.
«¡Ves qué guardián sentado en el vestíbulo
está? qué faz custodia los dinteles?
Hidra horrorosa de cincuenta fauces
negras feroz en lo interior habita.
Luego dos veces más ancho y profundo
el tártaro se hiende entre tinieblas
que se alza, desde el orbe, el cielo empíreo.
Allí la raza antigua de la tierra,
el linaje titanio, en la honda sima
fulminados revuélvense.
Allí también he visto á los Aloidas
gemelos, monstruos,
que con sus manos el inmenso cielo
desgarrar intentaron, y al Saturnio
arrojar de su reino soberano.
Y he visto en cruel suplicio á Salmoneo:
éste con su cuadriga y agitando
tea inflamada por los pueblos iba
de Hélada y de Elis á través ovante
y honores divinales se arrogaba;
¡necio! que con el bronce y con el callo
sonante de bridones simulara
la tormenta y el rayo inimitable.
El Padre omnipotente en medio á nubes
densas vibró su dardo, que no antorchas
ni teas encendidas llameantes
y le precipitó con torbellino
enorme en tierra.
También veíase á Tición, alumno
de la omnípara tierra: está tendido
y ocupando yugadas nueve enteras.
Cébase en su hígado un ingente buitre
con corvo rostro; en sus entrañas, ricas
de penas, banquetea, y se aposenta
so el alto pecho; ni jamás reposo
concédese á las fibras renacientes.–
Sobre él pende una roca
que parece caer y estar cayendo;
reclinatorios de oro en los pomposos,
muelles asientos brillan, festín regio
delante de él dispuesto está: contigua
la mayor de las Furias le prohibe
tocar las mesas, y álzase, y levanta,
y sacude su antorcha, y grita y ruge.
Aquí encerrados su castigo esperan
los que envidiaron, vivos, al hermano
á los padres hirieron; á los clientes
defraudaron; amaron las riquezas
reunidas avaros y á los suyos
no dieron de ellas –turba es ésta enorme
los que por adulterio muertos fueron;
los que armas sediciosos empuñaron
perjuros. Ni preguntes por sus penas
ni á cuál caso ó fortuna sucumbieron.
Volviendo van los unos roca ingente;
otros de ruedas cuelgan, á las pinas
la planta y mano atadas.
Sentado está, sentado, eternamente
habrá de estar el infeliz Teseo;
y el misérrimo Flegias amonesta
á todos, voceando por las sombras:
‘Aprended la justicia amonestados
y á no menospreciar á las deidades.’
Éste vendió su patria por el oro
y un déspota le impuso;
hizo y deshizo leyes por dinero:
aquél penetró al tálamo de la hija,
á vedado himeneo.
Todos tentaron, consumaron todos
crímenes horrorosos. Si tuviese
cien lenguas yo, cien bocas y voz férrea
no pudiera nombrar tanto delito
ni pena tanta.»
martes, 1 de julio de 2008
domingo, 22 de junio de 2008
“Una vida ardiente” por Patricio Rivero
Nos encontramos en la ciudad de Nuevo León (México) en donde hallamos a Dbanhi, una chica muy hermosa pero a la vez muy tímida y solitaria. Ella tiene ojos de color verde muy hermosos, de cabello rubio rizado, y un cuerpo que no basta imaginárselo debido a que no existen las palabras para describirlo.
Esta chica estaba cursando el 5° año de secundaria cuando a mitad de año –digamos 8 y 9 de julio- se entera, a través de un examen médico que sufría de corea de Huntington (corea significa movimientos carentes de propósito). La enfermedad de Huntington esta causada por la destrucción gradual de células del cerebro, en particular en aquellas partes del cerebro conocidas como los ganglios basales y la corteza cerebral. Por algún mecanismo aun desconocido, el gen, que permanece inactivo durante años, comienza a causar daños. Cuando las células del cerebro mueren, nunca pueden reemplazarse. La destrucción gradual de las células cerebrales causa síntomas similares al proceso de envejecimiento, pero más pronunciadas. La primeras señales de la enfermedad que comienza alrededor de los 35-45 años, son ligeras y progresan con lentitud de modo gradual con un cambio de la conducta usual de la persona; los pacientes se vuelven deprimidos y con cambios de humor, tienen estallidos irrazonables de ira, o presenta movimientos bruscos y agitados, una tendencia a ser torpes y a las caídas.
Con el paso de los años los síntomas se vuelven mas graves. Andar se hace cada vez más difícil, la persona sufre de demencia, perdida de control físico y depauperación del cuerpo. La enfermedad generalmente dura alrededor de 10-20 años, después de lo cual sobreviene la muerte, generalmente por causas secundarias, colapso cardíaco, neumonía o asfixia. La EH ha sido llamada “la mas diabólica de las enfermedades”, y en el pasado muchas historias de posesión demoníaca y de brujería pueden haber derivado de la conducta de los pacientes con la enfermedad de Huntington.
Esta chica consultó a su medico y le preguntó que si esta enfermedad afectaba a personas de mas de 35 años por qué le afectó a ella que apenas tiene 16 años. El medico le responde que esa es la edad estimada pero que puede variar según el metabolismo de cada persona y que en su caso se adelanto demasiado.
Dbanhi, al salir, llevaba la cabeza gacha al escuchar la terrible noticia que le había dado el médico; su pañuelo rosado estaba empapado en lágrimas y cada vez que levanta la vista para mirar el camino veía a las personas que pasaban con tanta tranquilidad, disfrutando de su vida alegremente. Ella los envidiaba después de recibir esta tragedia de noticia, los veía como pequeñas llamitas, y estas llamitas tenían diferentes niveles de candela, unos ardían con tanta intensidad la vida que no se podía parpadear al verlos, debido a que causaban tanta felicidad y tranquilidad mental, empero también causaban envidia al no poder arder de la misma manera.
En el camino a su casa, no vio un bache que se encontraba cerca de un negocio al que ella estaba habituada a ir y se tropezó, pero por suerte –tal vez por una de las causalidades de la vida- apareció un muchacho, que sin dudar ni un solo segundo, evitó su caída.
Este muchacho era de tez blanca, con ojos celeste y de cabello negro. Llevaba un uniforme que parecía ser de una escuela cercana a la de donde iba Dbanhi. Traía en su mano una carpeta que la dejo caer al ayudarla.
Ella se sentía muy apenada y, con la cabeza hacia abajo por la vergüenza que sentía, le pidió disculpas por el breve inconveniente.
– No hay nada que disculpar –dijo el hasta ahora desconocido muchacho.
-Muchas gracias –respondió ella ahora levantando la vista.
Él, al verla, quedo anonadado por la belleza de Dbanhi. De inmediato quiso conocerla más aún.
-Yo soy Brian, ¿y tu?;
-Yo me llamo Dbanhi;
-Un gusto en conocerte de esta forma tan poco usual y un poco cómica –dijo Brian;
Ella rió brevemente al oír sus palabras y le respondió diciendo –igual pienso yo, pero debo pedirte disculpas nuevamente porque debo ir a mi casa después de tener un día muy malo;
-Esta bien –responde un poco decepcionado.
Ella siguió su camino y él la veía irse.
Al llegar a su casa su madre le preguntó que le había dicho el médico y ella comenzó a narrarle la frustrante historia. La madre al oír esto abrazó muy fuertemente a su pequeña y única hija, seguidamente de esto rompió en lágrimas al saber que la perdería.
Dbanhi se encontraba en otro universo, no le prestó mucha atención a su madre. Definitivamente el encuentro con Brian le había afectado, y pensó: -¿lo recordaré la próxima vez que lo vea?... ¿Aunque sea lo volveré a ver?- luego de pensar esto volvió repentinamente al lugar donde se encontraba su madre y al verla llorar también lo hizo.
A la mañana siguiente, por propia decisión, quiso ir a la escuela e intentar remediar la situación social en la que estaba inmersa. Pero en el camino a la escuela, volvió a pasar por la esquina en la que estaba el bache –creo que pueden imaginarse que paso-; ella iba llegando a la parte en donde se ubicaba el bache y de repente ve que alguien se había caído, ella intenta ayudarlo. –Resultó ser que se confirmó mi causalidad, la persona que se había caído era nada mas ni nada menos que Brian-, él juntaba sus cosas en el momento en que Dbanhi llega a ayudarlo, y al levantar la vista y al ver que era ella, produjo un breve silencio estando boquiabierto. La observo por un par de minutos mientras juntaba las cosas, y al terminar de recoger sus útiles ella le pregunta -¿te conozco?, y él, medio tartamudeando por la impresión que le daba Dbanhi, le responde –s… s… si, soy el que te ayudó cuando te caíste en este mismo lugar ayer-, pero ella dijo –mmm... la verdad es que no te recuerdo bien, pero si es como dices gracias. Un gusto conocerte, o volverte a ver o como sea-.
Brian no podía creer que no lo recordase, y se negó a que solo se crucen de vez en cuando si siquiera tomar algo y se dirige rápidamente a la dirección en la que ella se va, logra alcanzarla en una parada de colectivos cercana a la zona.
Ambos suben, y ella en ese momento no lo reconoce, pero él fue acercándose cada vez más a ella hasta que pudo sentarse en el asiento continuo. Él, haciéndose como el que no la vio, abre su carpeta y se pone a leer. Ella, luego de observar el paisaje urbano, mira para ambos lados y al verlo dice:
–Hey!, ¿no eras tu el que se cayo y al que ayude?-;
Él contesta: –perdón… ah ¡si! Ese despistado era yo… ¿Que me cuentas?, digo… primero me presento, soy Brian ¿y tu?-,
-Yo me llamo Dbanhi… ¿de verdad me habías ayudado ayer?
-Así es, tú te estabas cayendo cuando en esas casualidades de la vida aparezco yo a evitarte el golpe-
-Parece que tienes razón, porque creo haberte visto en algún lado pero no puedo recordarte con exactitud-
-Bueno, si quieres te ayudo a refrescarte la memoria-
-A si, y como piensas hacerlo-
-Bueno, podríamos ir después de que tú sales de clases a tomar algo-
-Me parece que estas coqueteando conmigo ee…-
-Puede que si, puede que no o simplemente puede ser que solo quiera conocerte mas-
Ella ríe y dice: -esta bien, me encantaría… Yo salgo a las 19:00 hs., te veo en el bar que se encuentra de frente a la iglesia-
-Okay, te veo luego para seguir conversando porque esta es mi parada, hasta luego-
-Bye bye-
Brian no podía creer la increíble hazaña que había logrado, nunca pensó que las cosas resultaran según lo que pretendía. Al bajarse comenzó a saltar y prácticamente revolotear de la alegría que sentía.
Mientras tanto Dbanhi llegó a la escuela. En donde la madre ya le había informado a la autoridad competente del establecimiento sobre la situación en la que se hallaba Dbanhi. Luego de esto, ésta le informó a todos y cada uno de sus profesores pero con la condición imperante de que no se lo dijesen a los demás alumnos.
Al entrar al curso, se dio cuenta que había llegado 5 minutos tarde. Le pidió disculpas y tomo su asiento. La profesora no le regaño, lo único que le dijo fue que abriese su carpeta y que empiece a copiar. Ella, por supuesto, lo hizo. Pero de improvisto comenzó a sentirse triste por una razón que desconozco y rompió en lágrimas dentro del aula. Todos se acercaron a ella para preguntarle que era lo que le había pasado, y la profesora les dijo a todos que le dieran espacio y le llevo al baño para que se lavase la cara. Cuando estaban en el baño, tuvo otro cambio de actitud muy extremo, se puso violenta y hasta golpeó a su profesora. La profesora, estando enterada de la enfermedad y el conocimiento que tenia de esta, comprendió a la niña y quiso ayudarla y para evitar que le vuelva a golpear la abrazó por detrás juntándole las manos, y en ese momento entro una alumna de un curso inferior al de ella y le pidió que por favor llamase a la rectora y que trajese a los porteros con ella.
La pequeña niña salió corriendo para cumplir la petición de la profesora. Habrán pasado 1 o 2 minutos hasta la llegada de la rectora y los porteros. Los porteros la inmovilizaron hasta que por fin pudo tranquilizarse y así poder hablar racionalmente. La rectora tuvo que pedirle a la madre que la retirase por favor porque si bien sabia de lo inconvenientes que padecía no iba a permitir que interrumpiese las clases de los demás, la madre no tuvo otra opción que acceder y luego de 20 minutos la recogió de la escuela.
En el camino, la madre paso por el médico que había atendido a Dbanhi. Al llegar, le pidió al médico que la revisara nuevamente para tener un mejor detalle de su enfermedad. Pasaron un par de horas hasta que se completo el análisis, Dbanhi se había quedado en el pasillo mientras que su madre fue a hablar con el médico a su oficina, y lo que dijo el profesional fue: lo puedo decir con una analogía para no ser muy técnico y para que Ud. entienda mejor: -imagine que una fábrica esta trabajando normalmente y que un día una de las maquinas principales se descomponga sin solución alguna y que los obreros pidan que se arregle esa máquina o no trabajan, bueno, es un poco vulgar mi analogía pero encaja perfectamente con lo que le esta pasando a su hija. Lo que le esta pasando a su hija es que las neuronas de su cerebro dejan de trabajar y de realizar una sinapsis continua debido a que la enfermedad que padece se lo impide… Lo siento, pero si la situación sigue avanzando con tanta rapidez solo le quedarán, como máximo, 1 mes-. La desesperada madre le pregunta llorando si no hay una alternativa que la pueda curar, pero el médico niega con la cabeza.
Al regresar la madre para recoger a Dbanhi nota que no se encuentra en el lugar donde la había visto por última vez y desmesuradamente comienza a buscarla por todo el hospital, pregunta por doquier sin conseguir una respuesta concreta; por último, un guardia que se encontraba en la puerta del hospital le dice que hace 10 minutos una chica con la descripción de Dbanhi había salido del establecimiento muy apurada, la madre le agradeció el dato al guardia y salio corriendo a buscarla.
Dbanhi estaba en camino a encontrarse con Brian pero al mirar la hora se da cuenta que transcurrieron mas de 20 minutos de las 19:00 pero también ve que ya se encontraba en el lugar especulado. Mira atentamente para todos lados sin ver señales que indicaran el paradero de Brian. Un poco decepcionada y más que nada triste decide irse y en el momento en el que se voltea Brian la toma por el brazo y le dice: -apareciste… pensé que no vendrías-, ella responde: -disculpa mi retraso, tuve un par de inconvenientes en el camino-.
Charlaron y charlaron durante un largo rato. En un momento Brian ve su reloj y nota que son mas de las 00:00 hs. Y le ofrece llevarla a su casa pero ella le dice que quisiera pasar un momento más con él. Por supuesto que él accedió, y la lleva a la playa a pasear por la costa oceánica.
Siguieron platicando en el camino a la playa. Cuando al fin llegaron ella correteó alegre y enérgicamente por la arena de la playa viendo el reflejo de la enorme luna llena que se posaba sobre las pacíficas aguas del Océano Atlántico, él se reía y encendía de alegría al ver tanta felicidad en un solo cuerpo. Luego ella se abalanzó fuertemente contra él que ambos cayeron en la suave arena. Primero rieron, pero luego se miraron fijamente el uno al otro y con un suave beso descubrieron y describieron el afecto que sentían el uno hacia el otro.
Después de un par de besos más descubrieron que era demasiado tarde y él la llevó a su casa. Al llegar, vieron que un vehículo policíaco estaba estacionado fuera de su casa y ella le dijo que solo la dejase bajar y que no se preocupara por ella. Sin poder defenderse ella lo besó y se entró rápidamente a su casa. Él no tuvo otra opción que irse.
La madre, preocupada por ella, le pregunta en forma eufórica donde se había metido y que estuvo haciendo. Ella solo mintió y le dijo que se había ido a la casa de una amiga muy reciente, y luego dijo –me siento muy cansada y lo único que quiero ahora es dormir un largo rato, hasta mañana mami-. La madre tuvo que despedirse de los policías y agradecerles por au ayuda.
A la mañana siguiente, cuando se va a despertarla para desayunar descubre algo muy triste y horrendo, su hija había muerto. Ella se quedó a su lado un largo rato llorando y viéndola allí… quieta… hermosa y… muerta. Antes de llamar al médico y a la policía para que recojan el cadáver de su preciosa y amada hija, nota que en sus manos tenía dos cartas, una para ella y otra para un tal Brian.
Ella leyó la carta de ella, en la que decía lo mucho que la quería y más, y que no se preocupe porque aunque no esté físicamente con ella, sí lo estará en forma espiritual, que nunca la va a abandonar y que no se culpe ni sienta ningún remordimiento de nada, que si quiere adoptar a alguien para no sentirse tan solo que lo haga. Atte., con todo el amor que tiene, para mi mamá.
También le dejó un par de instrucciones con respecto a la otra carta. Puso que muy pronto iba a llegar un muchacho preguntando por ella y que por favor le entregara la carta.
Pasaron un par de días y lo que había dicho Dbanhi se había cumplido. Brian llegó a la casa en busca de noticias de ella. La madre le contó todo sobre la terrible tragedia por la que había pasado. Y él no sabía como aceptar eso, pero al final pudo.
A partir de ese momento, él se hizo amigo de la madre de Dbanhi y siempre la ayudaba en todo.
Tal vez se pregunten de qué murió Dbanhi, pues creo que falleció por un infarto.
Esta chica estaba cursando el 5° año de secundaria cuando a mitad de año –digamos 8 y 9 de julio- se entera, a través de un examen médico que sufría de corea de Huntington (corea significa movimientos carentes de propósito). La enfermedad de Huntington esta causada por la destrucción gradual de células del cerebro, en particular en aquellas partes del cerebro conocidas como los ganglios basales y la corteza cerebral. Por algún mecanismo aun desconocido, el gen, que permanece inactivo durante años, comienza a causar daños. Cuando las células del cerebro mueren, nunca pueden reemplazarse. La destrucción gradual de las células cerebrales causa síntomas similares al proceso de envejecimiento, pero más pronunciadas. La primeras señales de la enfermedad que comienza alrededor de los 35-45 años, son ligeras y progresan con lentitud de modo gradual con un cambio de la conducta usual de la persona; los pacientes se vuelven deprimidos y con cambios de humor, tienen estallidos irrazonables de ira, o presenta movimientos bruscos y agitados, una tendencia a ser torpes y a las caídas.
Con el paso de los años los síntomas se vuelven mas graves. Andar se hace cada vez más difícil, la persona sufre de demencia, perdida de control físico y depauperación del cuerpo. La enfermedad generalmente dura alrededor de 10-20 años, después de lo cual sobreviene la muerte, generalmente por causas secundarias, colapso cardíaco, neumonía o asfixia. La EH ha sido llamada “la mas diabólica de las enfermedades”, y en el pasado muchas historias de posesión demoníaca y de brujería pueden haber derivado de la conducta de los pacientes con la enfermedad de Huntington.
Esta chica consultó a su medico y le preguntó que si esta enfermedad afectaba a personas de mas de 35 años por qué le afectó a ella que apenas tiene 16 años. El medico le responde que esa es la edad estimada pero que puede variar según el metabolismo de cada persona y que en su caso se adelanto demasiado.
Dbanhi, al salir, llevaba la cabeza gacha al escuchar la terrible noticia que le había dado el médico; su pañuelo rosado estaba empapado en lágrimas y cada vez que levanta la vista para mirar el camino veía a las personas que pasaban con tanta tranquilidad, disfrutando de su vida alegremente. Ella los envidiaba después de recibir esta tragedia de noticia, los veía como pequeñas llamitas, y estas llamitas tenían diferentes niveles de candela, unos ardían con tanta intensidad la vida que no se podía parpadear al verlos, debido a que causaban tanta felicidad y tranquilidad mental, empero también causaban envidia al no poder arder de la misma manera.
En el camino a su casa, no vio un bache que se encontraba cerca de un negocio al que ella estaba habituada a ir y se tropezó, pero por suerte –tal vez por una de las causalidades de la vida- apareció un muchacho, que sin dudar ni un solo segundo, evitó su caída.
Este muchacho era de tez blanca, con ojos celeste y de cabello negro. Llevaba un uniforme que parecía ser de una escuela cercana a la de donde iba Dbanhi. Traía en su mano una carpeta que la dejo caer al ayudarla.
Ella se sentía muy apenada y, con la cabeza hacia abajo por la vergüenza que sentía, le pidió disculpas por el breve inconveniente.
– No hay nada que disculpar –dijo el hasta ahora desconocido muchacho.
-Muchas gracias –respondió ella ahora levantando la vista.
Él, al verla, quedo anonadado por la belleza de Dbanhi. De inmediato quiso conocerla más aún.
-Yo soy Brian, ¿y tu?;
-Yo me llamo Dbanhi;
-Un gusto en conocerte de esta forma tan poco usual y un poco cómica –dijo Brian;
Ella rió brevemente al oír sus palabras y le respondió diciendo –igual pienso yo, pero debo pedirte disculpas nuevamente porque debo ir a mi casa después de tener un día muy malo;
-Esta bien –responde un poco decepcionado.
Ella siguió su camino y él la veía irse.
Al llegar a su casa su madre le preguntó que le había dicho el médico y ella comenzó a narrarle la frustrante historia. La madre al oír esto abrazó muy fuertemente a su pequeña y única hija, seguidamente de esto rompió en lágrimas al saber que la perdería.
Dbanhi se encontraba en otro universo, no le prestó mucha atención a su madre. Definitivamente el encuentro con Brian le había afectado, y pensó: -¿lo recordaré la próxima vez que lo vea?... ¿Aunque sea lo volveré a ver?- luego de pensar esto volvió repentinamente al lugar donde se encontraba su madre y al verla llorar también lo hizo.
A la mañana siguiente, por propia decisión, quiso ir a la escuela e intentar remediar la situación social en la que estaba inmersa. Pero en el camino a la escuela, volvió a pasar por la esquina en la que estaba el bache –creo que pueden imaginarse que paso-; ella iba llegando a la parte en donde se ubicaba el bache y de repente ve que alguien se había caído, ella intenta ayudarlo. –Resultó ser que se confirmó mi causalidad, la persona que se había caído era nada mas ni nada menos que Brian-, él juntaba sus cosas en el momento en que Dbanhi llega a ayudarlo, y al levantar la vista y al ver que era ella, produjo un breve silencio estando boquiabierto. La observo por un par de minutos mientras juntaba las cosas, y al terminar de recoger sus útiles ella le pregunta -¿te conozco?, y él, medio tartamudeando por la impresión que le daba Dbanhi, le responde –s… s… si, soy el que te ayudó cuando te caíste en este mismo lugar ayer-, pero ella dijo –mmm... la verdad es que no te recuerdo bien, pero si es como dices gracias. Un gusto conocerte, o volverte a ver o como sea-.
Brian no podía creer que no lo recordase, y se negó a que solo se crucen de vez en cuando si siquiera tomar algo y se dirige rápidamente a la dirección en la que ella se va, logra alcanzarla en una parada de colectivos cercana a la zona.
Ambos suben, y ella en ese momento no lo reconoce, pero él fue acercándose cada vez más a ella hasta que pudo sentarse en el asiento continuo. Él, haciéndose como el que no la vio, abre su carpeta y se pone a leer. Ella, luego de observar el paisaje urbano, mira para ambos lados y al verlo dice:
–Hey!, ¿no eras tu el que se cayo y al que ayude?-;
Él contesta: –perdón… ah ¡si! Ese despistado era yo… ¿Que me cuentas?, digo… primero me presento, soy Brian ¿y tu?-,
-Yo me llamo Dbanhi… ¿de verdad me habías ayudado ayer?
-Así es, tú te estabas cayendo cuando en esas casualidades de la vida aparezco yo a evitarte el golpe-
-Parece que tienes razón, porque creo haberte visto en algún lado pero no puedo recordarte con exactitud-
-Bueno, si quieres te ayudo a refrescarte la memoria-
-A si, y como piensas hacerlo-
-Bueno, podríamos ir después de que tú sales de clases a tomar algo-
-Me parece que estas coqueteando conmigo ee…-
-Puede que si, puede que no o simplemente puede ser que solo quiera conocerte mas-
Ella ríe y dice: -esta bien, me encantaría… Yo salgo a las 19:00 hs., te veo en el bar que se encuentra de frente a la iglesia-
-Okay, te veo luego para seguir conversando porque esta es mi parada, hasta luego-
-Bye bye-
Brian no podía creer la increíble hazaña que había logrado, nunca pensó que las cosas resultaran según lo que pretendía. Al bajarse comenzó a saltar y prácticamente revolotear de la alegría que sentía.
Mientras tanto Dbanhi llegó a la escuela. En donde la madre ya le había informado a la autoridad competente del establecimiento sobre la situación en la que se hallaba Dbanhi. Luego de esto, ésta le informó a todos y cada uno de sus profesores pero con la condición imperante de que no se lo dijesen a los demás alumnos.
Al entrar al curso, se dio cuenta que había llegado 5 minutos tarde. Le pidió disculpas y tomo su asiento. La profesora no le regaño, lo único que le dijo fue que abriese su carpeta y que empiece a copiar. Ella, por supuesto, lo hizo. Pero de improvisto comenzó a sentirse triste por una razón que desconozco y rompió en lágrimas dentro del aula. Todos se acercaron a ella para preguntarle que era lo que le había pasado, y la profesora les dijo a todos que le dieran espacio y le llevo al baño para que se lavase la cara. Cuando estaban en el baño, tuvo otro cambio de actitud muy extremo, se puso violenta y hasta golpeó a su profesora. La profesora, estando enterada de la enfermedad y el conocimiento que tenia de esta, comprendió a la niña y quiso ayudarla y para evitar que le vuelva a golpear la abrazó por detrás juntándole las manos, y en ese momento entro una alumna de un curso inferior al de ella y le pidió que por favor llamase a la rectora y que trajese a los porteros con ella.
La pequeña niña salió corriendo para cumplir la petición de la profesora. Habrán pasado 1 o 2 minutos hasta la llegada de la rectora y los porteros. Los porteros la inmovilizaron hasta que por fin pudo tranquilizarse y así poder hablar racionalmente. La rectora tuvo que pedirle a la madre que la retirase por favor porque si bien sabia de lo inconvenientes que padecía no iba a permitir que interrumpiese las clases de los demás, la madre no tuvo otra opción que acceder y luego de 20 minutos la recogió de la escuela.
En el camino, la madre paso por el médico que había atendido a Dbanhi. Al llegar, le pidió al médico que la revisara nuevamente para tener un mejor detalle de su enfermedad. Pasaron un par de horas hasta que se completo el análisis, Dbanhi se había quedado en el pasillo mientras que su madre fue a hablar con el médico a su oficina, y lo que dijo el profesional fue: lo puedo decir con una analogía para no ser muy técnico y para que Ud. entienda mejor: -imagine que una fábrica esta trabajando normalmente y que un día una de las maquinas principales se descomponga sin solución alguna y que los obreros pidan que se arregle esa máquina o no trabajan, bueno, es un poco vulgar mi analogía pero encaja perfectamente con lo que le esta pasando a su hija. Lo que le esta pasando a su hija es que las neuronas de su cerebro dejan de trabajar y de realizar una sinapsis continua debido a que la enfermedad que padece se lo impide… Lo siento, pero si la situación sigue avanzando con tanta rapidez solo le quedarán, como máximo, 1 mes-. La desesperada madre le pregunta llorando si no hay una alternativa que la pueda curar, pero el médico niega con la cabeza.
Al regresar la madre para recoger a Dbanhi nota que no se encuentra en el lugar donde la había visto por última vez y desmesuradamente comienza a buscarla por todo el hospital, pregunta por doquier sin conseguir una respuesta concreta; por último, un guardia que se encontraba en la puerta del hospital le dice que hace 10 minutos una chica con la descripción de Dbanhi había salido del establecimiento muy apurada, la madre le agradeció el dato al guardia y salio corriendo a buscarla.
Dbanhi estaba en camino a encontrarse con Brian pero al mirar la hora se da cuenta que transcurrieron mas de 20 minutos de las 19:00 pero también ve que ya se encontraba en el lugar especulado. Mira atentamente para todos lados sin ver señales que indicaran el paradero de Brian. Un poco decepcionada y más que nada triste decide irse y en el momento en el que se voltea Brian la toma por el brazo y le dice: -apareciste… pensé que no vendrías-, ella responde: -disculpa mi retraso, tuve un par de inconvenientes en el camino-.
Charlaron y charlaron durante un largo rato. En un momento Brian ve su reloj y nota que son mas de las 00:00 hs. Y le ofrece llevarla a su casa pero ella le dice que quisiera pasar un momento más con él. Por supuesto que él accedió, y la lleva a la playa a pasear por la costa oceánica.
Siguieron platicando en el camino a la playa. Cuando al fin llegaron ella correteó alegre y enérgicamente por la arena de la playa viendo el reflejo de la enorme luna llena que se posaba sobre las pacíficas aguas del Océano Atlántico, él se reía y encendía de alegría al ver tanta felicidad en un solo cuerpo. Luego ella se abalanzó fuertemente contra él que ambos cayeron en la suave arena. Primero rieron, pero luego se miraron fijamente el uno al otro y con un suave beso descubrieron y describieron el afecto que sentían el uno hacia el otro.
Después de un par de besos más descubrieron que era demasiado tarde y él la llevó a su casa. Al llegar, vieron que un vehículo policíaco estaba estacionado fuera de su casa y ella le dijo que solo la dejase bajar y que no se preocupara por ella. Sin poder defenderse ella lo besó y se entró rápidamente a su casa. Él no tuvo otra opción que irse.
La madre, preocupada por ella, le pregunta en forma eufórica donde se había metido y que estuvo haciendo. Ella solo mintió y le dijo que se había ido a la casa de una amiga muy reciente, y luego dijo –me siento muy cansada y lo único que quiero ahora es dormir un largo rato, hasta mañana mami-. La madre tuvo que despedirse de los policías y agradecerles por au ayuda.
A la mañana siguiente, cuando se va a despertarla para desayunar descubre algo muy triste y horrendo, su hija había muerto. Ella se quedó a su lado un largo rato llorando y viéndola allí… quieta… hermosa y… muerta. Antes de llamar al médico y a la policía para que recojan el cadáver de su preciosa y amada hija, nota que en sus manos tenía dos cartas, una para ella y otra para un tal Brian.
Ella leyó la carta de ella, en la que decía lo mucho que la quería y más, y que no se preocupe porque aunque no esté físicamente con ella, sí lo estará en forma espiritual, que nunca la va a abandonar y que no se culpe ni sienta ningún remordimiento de nada, que si quiere adoptar a alguien para no sentirse tan solo que lo haga. Atte., con todo el amor que tiene, para mi mamá.
También le dejó un par de instrucciones con respecto a la otra carta. Puso que muy pronto iba a llegar un muchacho preguntando por ella y que por favor le entregara la carta.
Pasaron un par de días y lo que había dicho Dbanhi se había cumplido. Brian llegó a la casa en busca de noticias de ella. La madre le contó todo sobre la terrible tragedia por la que había pasado. Y él no sabía como aceptar eso, pero al final pudo.
A partir de ese momento, él se hizo amigo de la madre de Dbanhi y siempre la ayudaba en todo.
Tal vez se pregunten de qué murió Dbanhi, pues creo que falleció por un infarto.
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