viernes, 22 de agosto de 2008

Virgilio (70 - 19 a.C.)

Bueno, este es uno de los poetas y filósofos que mas me gustan y me ayudan a sobrellevar mi vida estudiantil como mi vida cotidiana. Es muy impresionante la vida y las obras de este poeta y filósofo. Les dejo con la información y espero que les ayude en algo. Al final de la información, recopilé un fragmento de una de sus obras mas grandiosas la "Eneida", espero que sea de su agrado.

Virgilio (70-19 a.C.), poeta romano, autor de la Eneida, obra maestra de la literatura latina. La influencia de Virgilio en escritores europeos de épocas posteriores fue enorme.
Publio Virgilio Marón nació el 15 de octubre del año 70 a.C., en Andes, un pueblecito próximo a Mantua. Su padre era un humilde campesino. Virgilio estudió en profundidad las literaturas griega y romana, además de retórica y filosofía, en Cremona, Mediolanum (hoy Milán), Roma y Nápoles. Gracias a la protección del político romano Cayo Mecenas, Virgilio se vio libre de preocupaciones económicas y pudo entregarse plenamente al estudio y a la literatura. Pasó la mayor parte de su vida en Nápoles y Nola, y entre sus ámigos más íntimos figuran su protector y mecenas, Octavio, que más tarde se convertiría en el emperador Augusto, y muchos eminentes poetas, como Horacio y Lucio Vario Rufo. En el año 19 a.C. emprendió un viaje por Grecia y Asia, con la intención de revisar su obra maestra, la Eneida, prácticamente terminada para entonces, y dedicar el resto de su vida al estudio de la filosofía. En Atenas, se reunió con Augusto y regresó con él a Italia. Virgilio enfermó antes de embarcar y murió poco después de su llegada a Brindes (hoy Brindisi). En su lecho de muerte, Virgilio ordenó a Augusto que destruyera la Eneida; sin embargo, el poema fue revisado y publicado por Vario Rufo y Plotio Tuca.
El Appendix Vergiliana, una colección de poemas menores, se atribuyó a Virgilio en la antigüedad. La colección incluye breves poemas épicos, (Ciris, Culex), elegías (Lydia, Copa o La tabernera), un poema didáctico (Etna), y una serie de poemas breves agrupados bajo el título de Catalepton, o Miniaturas. Todos los poemas están escritos en el mismo estilo erudito e innovador que caracteriza a los poetas helenistas de Alejandría, y muchos revelan la influencia del poeta romano Catulo y su escuela. La autenticidad de la colección es, sin embargo, bastante discutida por los especialistas modernos. Ciertos poemas, especialmente algunos de los incluidos en Catalepton, que hablan de la vida de Virgilio, pueden ser obras de juventud. Etna se sitúa por lo general en el siglo I d.C.
En el año 37 a.C. Virgilio completó su primera gran obra, las diez Églogas o Bucólicas, poemas pastoriles inspirados en los Idilios de Teócrito, un poeta alejandrino del siglo III a.C., si bien los poemas de Virgilio son más estilizados y menos realistas. Virgilio respetó las convenciones pastorales de su predecesor, tales como el buen humor de los pastores y sus canciones de amor, sus lamentos y sus competiciones de canto, pero dio a las Églogas un carácter más original y nacional, al introducir en los poemas personajes y hechos reales que aluden a otros personajes y sucesos bajo un velo alegórico. La famosa égloga IV celebra el nacimiento de un niño que traería una nueva Edad de Oro, de paz y prosperidad. A finales del Imperio romano, y durante la edad media, este poema se consideró como una profecía de la llegada de Jesucristo.
Las Geórgicas son un tratado en cuatro volúmenes sobre la vida campesina, escrito entre los años 36 y 29 a.C. El poema alcanza la máxima perfección artística conocida en la poesía latina, y su publicación confirmó la posición de Virgilio como el mayor poeta de su tiempo. Aunque en realidad es un tratado de agricultura, enfocado desde un punto de vista técnico, las Geórgicas son también una viva defensa de la necesidad de restablecer la vida agrícola tradicional en Italia. El poema aspiraba a tener carácter universal, como muestran los temas de la guerra, la paz, la muerte y la resurrección que cierran cada uno de los cuatro volúmenes.
Virgilio dedicó los últimos once años de su vida a componer la Eneida, una epopeya mitológica en doce libros que relata las peripecias del héroe Eneas durante siete años, desde la caída de Troya hasta su victoria militar en Italia. En esta obra, Virgilio se propone describir su Roma ideal y, en cierto modo, prefigurar los acontecimientos de la historia romana. Eneas huye de Troya con su anciano padre, Anquises, sobre sus hombros y su hijo Ascanio de la mano. Consigue reunir una flota y zarpa con los supervivientes troyanos rumbo a Tracia, Creta, Epiro y Sicilia, antes de ser abordado en las costas de África. Allí, Dido, reina de Cartago, se enamora de Eneas y se suicida tras su partida.
Tras atracar en la desembocadura del río Tíber, en Italia, Eneas da muerte a Turno, rey de los rútulos, en una lucha por conseguir la mano de Lavinia, princesa del Lacio. Según Virgilio, el pueblo romano desciende directamente de Ascanio, fundador de Alba Longa, la ciudad que más tarde se convertiría en Roma.
El estilo de la Eneida y su tratamiento están inspirados en las antiguas epopeyas griegas, la Iliada y la Odisea de Homero. Virgilio también se inspiró en parte en el poema épico Argonáutica, escrito por el poeta griego del siglo III a.C. Apolonio de Rodas, así como en los Anales del poeta romano Quinto Ennio, que fue el primero en introducir el hexámetro dactílico en la poesía épica latina (véase Versificación). Virgilio introdujo en la Eneida la musicalidad y la precisión técnica de su métrica de un modo tan sutil que su verso se ha considerado desde entonces como un modelo de perfección literaria.
La Eneida está considerada generalmente como la primera gran epopeya literaria, puesto que la Iliada posee una gran riqueza artística pero contiene un gran número de recursos ya usados en la poesía oral anterior. La Eneida, a diferencia de la Iliada, no es una parte heredada de la conciencia nacional, sino más bien un intento deliberado de glorificar a Roma, por encargo de Augusto, cantando el supuesto origen troyano de sus gentes y, en especial, los logros e ideales de Roma bajo su nuevo emperador. Los elementos históricos y augustos son especialmente notorios entre los libros 5-8, la parte central del poema. La Eneida puede considerarse una obra universal, por su estructura ambiciosa, su belleza estilística y su preocupación por las tribulaciones del individuo.
La Eneida fue una obra muy apreciada en su época. Durante la edad media se encontró en ella un sentido filosófico, y Virgilio fue considerado casi un vidente y un mago. Dante realiza un homenaje a Virgilio en la primera parte de la Divina Comedia, convirtiéndole en guía del poeta a través del Infierno y del Purgatorio, hasta llegar a las puertas del Paraiso. Pero fue la devoción de Petrarca por el estilo virgiliano, lo que convirtió a Virgilio en una referencia constante en el humanismo en el renacimiento.
Fragmento de la Eneida.
De Virgilio.
Descripción de los infiernos
VI.
Mira Eneas: contempla de repente
por so el peñón izquierdo anchas murallas
triples en cuyo torno el Flegetonte
tartáreo, con sus ondas inflamadas,
abrasadoras, rápido se vierte,
y retuerce peñascos resonantes.
En frente se alza puerta gigantea
y columnas macizas de diamante
que derribar no pueda fuerza alguna
de hombres ni aun de celícolas violenta.
Férrea torre se yergue por los aires.
Y sentada Tisífone, ceñido
el cruento peplo, vela noche y día
el pórtico. De allí gemidos se oyen
sonar y fieros golpes y de hierros
estridor y arrastrar.
Párase Eneas, y aterrado escucha
el ruido: «¿Qué linaje de delitos,
oh virgen, di: qué penas los oprimen?
¿Qué es este grande estrépito que suena?»
Y respondió la profetisa: «¡Oh claro
caudillo de los teucros! ningún puro
puede tocar el criminoso limen.
Pero, cuando el imperio de las selvas
internas Hécate me dió, enseñóme
las penas de los dioses y á doquiera
condújome. Es el rey de aquestos reinos
durísimos el rodio Radamanto,
y castiga y escucha los errores,
y fuerza á confesar cuanto delito
se perpetró con corazón alegre,
inicuo contra el cielo, difiriendo
hasta la tarda muerte el expiarlo.
Armada de flagelo, vengadora
Tisífone azotando eternamente
derriba los precitos, y vibrando
sobre ellos con la izquierda torvas sierpes
convoca las hermanas cruentas turbas.»
En esto, al fin, horrísonos rechinan
los goznes y ábranse las sacras puertas.
«¡Ves qué guardián sentado en el vestíbulo
está? qué faz custodia los dinteles?
Hidra horrorosa de cincuenta fauces
negras feroz en lo interior habita.
Luego dos veces más ancho y profundo
el tártaro se hiende entre tinieblas
que se alza, desde el orbe, el cielo empíreo.
Allí la raza antigua de la tierra,
el linaje titanio, en la honda sima
fulminados revuélvense.
Allí también he visto á los Aloidas
gemelos, monstruos,
que con sus manos el inmenso cielo
desgarrar intentaron, y al Saturnio
arrojar de su reino soberano.
Y he visto en cruel suplicio á Salmoneo:
éste con su cuadriga y agitando
tea inflamada por los pueblos iba
de Hélada y de Elis á través ovante
y honores divinales se arrogaba;
¡necio! que con el bronce y con el callo
sonante de bridones simulara
la tormenta y el rayo inimitable.
El Padre omnipotente en medio á nubes
densas vibró su dardo, que no antorchas
ni teas encendidas llameantes
y le precipitó con torbellino
enorme en tierra.
También veíase á Tición, alumno
de la omnípara tierra: está tendido
y ocupando yugadas nueve enteras.
Cébase en su hígado un ingente buitre
con corvo rostro; en sus entrañas, ricas
de penas, banquetea, y se aposenta
so el alto pecho; ni jamás reposo
concédese á las fibras renacientes.–
Sobre él pende una roca
que parece caer y estar cayendo;
reclinatorios de oro en los pomposos,
muelles asientos brillan, festín regio
delante de él dispuesto está: contigua
la mayor de las Furias le prohibe
tocar las mesas, y álzase, y levanta,
y sacude su antorcha, y grita y ruge.
Aquí encerrados su castigo esperan
los que envidiaron, vivos, al hermano
á los padres hirieron; á los clientes
defraudaron; amaron las riquezas
reunidas avaros y á los suyos
no dieron de ellas –turba es ésta enorme
los que por adulterio muertos fueron;
los que armas sediciosos empuñaron
perjuros. Ni preguntes por sus penas
ni á cuál caso ó fortuna sucumbieron.
Volviendo van los unos roca ingente;
otros de ruedas cuelgan, á las pinas
la planta y mano atadas.
Sentado está, sentado, eternamente
habrá de estar el infeliz Teseo;
y el misérrimo Flegias amonesta
á todos, voceando por las sombras:
‘Aprended la justicia amonestados
y á no menospreciar á las deidades.’
Éste vendió su patria por el oro
y un déspota le impuso;
hizo y deshizo leyes por dinero:
aquél penetró al tálamo de la hija,
á vedado himeneo.
Todos tentaron, consumaron todos
crímenes horrorosos. Si tuviese
cien lenguas yo, cien bocas y voz férrea
no pudiera nombrar tanto delito
ni pena tanta.»